Apunto de acabar 2019 y la mediocridad sigue instalada en la llamada, cada vez con más razón, clase política de nuestro país. Después de tantos años dedicado al estudio y transmisión de los hechos históricos, no tengo buenas sensaciones porque se ha perdido la altura de miras, la capacidad de respetar y aceptar plenamente al que piensa diferente. Lo importante son las personas, independientemente de su ideología y a esto tienen que dedicarse los gobernantes, a unirnos a todos y no a dividirnos para buscar la confrontación. El sistema que nos dimos por amplísima mayoría en 1978 continúa vigente y es la Ley que nos compromete y hemos de respetar pues, caso contrario, nos situaríamos al margen cometiendo delitos y atentando contra la voluntad popular y eso ya no es respeto sino violencia.
Quien no entienda esto es porque no quiere pues nada nos impide, por otra parte, cambiar las reglas del 78 si conseguimos la mayoría suficiente para hacerlo. Según el Artículo 14 de la Constitución:“Los españoles son iguales ante la ley, sin que pueda prevalecer discriminación alguna por razón de nacimiento, raza, sexo, religión, opinión o cualquier otra condición o circunstancia personal o social”. Y en todo esto consiste la democracia. En este momento, me viene a la memoria la frase de la biógrafa británica de Voltaire cuando dijo: “Estoy en desacuerdo con lo que dices, pero defenderé hasta la muerte tu derecho a decirlo.” Esto deben tenerlo claro los dirigentes políticos verdaderamente democráticos porque para ellos lo más importante tiene que ser ver a España unida y con el mayor grado de libertad, democracia y bienestar posible. No es el caso de los que están al frente de la Instituciones en esta última década, como bien se ha demostrado en los comportamientos de unos y de otros.
Hay que huir de formar frentes o coaliciones de unos contra otros y buscar frentes y coaliciones de unos con otros. Vemos a países como Alemania donde sí que han entendido bien todo esto y llevan años gobernando juntos socialistas y conservadores porque por encima de sus ideas está el pueblo alemán. Tenemos que luchar con todas las armas de la democracia para frenar los extremos, los radicalismos de uno y otro lado pues enervan y destruyen la convivencia pacífica que los ciudadanos anhelamos. Eso es lo que queremos, que nos dejen en paz si no vienen a construir, que dejen de descalificar porque como dijo ese gran cantautor que es Joan Manuel Serrat: “Últimamente en este país si piensas como yo, eres demócrata; si no piensas como yo, eres fascista."
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