Acatar la Constitución por peteneras

Hoy jueves se celebra en la Subdelegación del Gobierno un acto institucional con motivo del XLI Aniversario de la Constitución Española. Será una cita austera y solemne, como corresponde a la conmemoración del acuerdo clave de nuestra democracia que desde 1978 ha sentado las bases de la gran transformación política, económica y social de España.

Un texto en el que, por primera vez en nuestra Historia, todos los sectores de opinión, todas las fuerzas políticas, económicas y sociales podían ver reconocidas sus legítimas aspiraciones y derechos, partiendo de la aceptación recíproca de los principios y valores en los que se basan los sistemas democráticos modernos. Y estoy seguro de que en ese acto las intervenciones se atendrán al marco legal, sin que se produzcan salidas de tono o apelaciones chiripitifláuticas. El subdelegado, el socialista Manuel de la Fuente, es un hombre serio y responsable que no va a permitir que un acto formal cobre la deriva de una asamblea de paraninfo tardofranquista o de una sobremesa con destilados y cánticos regionales.

Ojalá hubiéramos visto esa misma seriedad en la Presidenta del Congreso de los Diputados, la socialista Meritxell Batet, que consintió el martes numerosas escenas de vodevil declarativo a la hora de la jura o promesa del acatamiento constitucional de los nuevos parlamentarios. Podría pensarse que esto es algo sin importancia o que forma parte del espíritu jovial y progresista de la señora Batet.

Pero no es así. Recuerden su vergonzante circular recomendando a las diputadas españolas asumir los usos medievales propios de una teocracia durante la visita al Parlamento de una delegación iraní, indicando que no debían tener contacto físico con ellos o incluso mirarles a los ojos. Para ellos, máximo respeto; para la Constitución, ninguno. Así que no es un gesto de flexibilidad parlamentaria: es otra claudicación incluida en la factura del pacto de Gobierno del Abrazo. Y todavía vendrán más.