Fred Astaire y Ginger Rogers se detestaban mutuamente. Aunque en la pantalla siempre transmitieron la imagen de una pareja perfecta en bailes ingrávidos y gentiles, su relación estallaba con la facilidad de una pompa de jabón. Las acusaciones cruzadas de incapacidad de coordinarse correctamente sembraron los platós y los despachos al otro lado del glamour de la escena. Y es que no siempre las parejas de baile tienen en realidad el mismo nivel de armonía que aparentan de cara a la galería. Por ejemplo, la conocida pareja de baile Sánchez & Iceta, con sus coreografías a mitad de camino entre la carroza orgullosa y la despedida de solteros fondones, ha mostrado en los últimos días alarmantes signos de desarreglo. Ya saben que dentro de los juegos previos que los independentistas han exigido al PSOE para lubricar el acuerdo final del Gobierno del Abrazo, el discurso de la llamada “Nación de Naciones” es una pieza clave.
Y así, de la unidad indiscutible de la España que sirvió para arropar con una enorme bandera la presentación del Dr. Fraude, los socialistas han pasado a hablar ya sin tapujos de las diferentes naciones que componen nuestra nación, como continuación de ese fenomenal disparate histórico y político que acuñó el inolvidable Zapatero alumbrando la parida de la plurinación nacional Pero claro, puestos a perpetrar la majadería, qué menos que ponerse de acuerdo. Y así, hace unos días, el señor Iceta declaraba en una entrevista que el número de naciones de la nación española era ocho “porque las había contado.” No las refiero ahora para no abundar en la chorrada. Pero cuando aún no nos habíamos repuesto del sobresalto, llega Sánchez y asegura en otra entrevista que, en realidad, el número de naciones de la nación española es cuatro: Cataluña, País Vasco, Galicia y lo que quede de España. Algo intolerable. Pero no tanto como que ninguno de los dos bailarines haya pensado en el Zapillo como república independiente. Menudo disgusto.
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