Que habla de empleos erróneos, en especial de latinismos

Luis Cortés Rodríguez
07:00 • 21 dic. 2019

Al día siguiente, a mediodía, despidiéronse del cura y el bachiller. Una vez solos, don Quijote habló de buscar nuevas aventuras. Sancho, temeroso de los innumerables golpes y agravios sufridos por su amo y por  él cada vez que llegaba un nuevo lance, díjole así: 


—No es bueno, señor, entrar de nuevo en combate, que aún me duran las marcas en los ojos y en las narices de lo que vuestra merced llamó aventura y que yo no supe preveer que solo era una nueva locura de mi dueño. A veces maldigo la hora y el punto en que la Fortuna me llevó a servirlo.

—Amigo Sancho –respondió don Quijote- que no pensarás igual cuando tu mujer e hijos te vean entrar por las puertas hecho gobernador y no como mozo de caballos. Ahora bien, Sancho, un futuro gobernador no puede decir preveer, pues algunos de tus insulanos se mofarían.



—No entiendo, señor, -dijo Sancho- por qué no ha de decirse preveer, pues nunca otra cosa oí. 

—Pues siempre oíste mal, lo que no es chocante viniendo de donde vienes, -dijo don Quijote-. Que lo correcto es prever, palabra formada por el verbo ver y el prefijo pre- y que indica `ver con anticipación’, algo que tú nunca sueles hacer, en especial cuando maldices la hora de haber empezado a servirme. Lo que tú has dicho, preveer, es un cruce incorrecto de los verbos prever y proveer. De ahí que resulten formas inadecuadas como preveyó, preveyera o preveyendo, en lugar de las acertadas, que serían previó, previera o previendo. Un gobernador siempre tendría que haber dicho «no supe prever que solo…».



—Señor, ha unos días corrigiome otra palabra, que ahora no recuerdo. Parece que a vuestra merced  gusta andar mordiendo a cada paso los vocablos de su escudero con el disimulo de la gobernanza. 

—¡Sesenta mil satanases te lleven si así piensas! -dijo don Quijote-, que continuamente me estoy reteniendo ante tanta sandez como dices. No ha cuarenta y ocho horas, al hablar de los apellidos con el cura y querer imitarlo, como si tú fueses otro hombre de letras, soltaste, sin venir a cuento y de mala manera, dos locuciones latinas: a grosso modo y de motu propio, y las dos fueron dichas de modo incorrecto.



—¡Válame Dios! -dijo Sancho-. ¿Cómo recuerda vuestra merced que dijese tales palabras si no las recuerdo yo haberlas oído nunca jamás?

—Sancho, no dije nada, aunque ambas locuciones latinas estaban mal empleadas, pues no me consta que haya un solo caballero andante en el mundo que sea desagradecido o quiera hacer mal a su escudero. Pero un gobernador ha de saber estas cosas. 

—Nadie me las puede esclarecer si no es mi señor -respondió Sancho-. Dígame los errores y quedemos en paz, que el sol en un poco tiempo se habrá puesto.

—Mira, Sancho, me satisface que alguna vez entres en razones. Y yo te ilustraré para que seas ese buen gobernador que tu amo quiere que seas. Tú dijiste de motu proprio, y, por tanto, no solo sobra la preposición de, que ya está implícita en motu, sino que también dijiste mal, propio, pues lo que dijo el cura fue proprio, que es lo pertinente.  Por tanto, amigo Sancho,  motu proprio es la locución latina que se debe decir, no de motu propio. Motu proprio -con una r tras la segunda p- es lo acertado para significar ‘voluntariamente’ o ‘por propia iniciativa’. En latín, significa literalmente ‘con movimiento propio’.

—Insisto, señor, que no recuerdo haber usado nunca esos latines, que no entiendo –respondió algo perplejo Sancho-. 

—Pero, Sancho, ¿cómo puedes pensar que un caballero podría mentir? Antes prefiero que me asaeten que pronunciar falsedad alguna. Has de saber que la verdad parece tan bien en los caballeros andantes como la valentía. Por eso te digo que, sin venir a cuento y sin que la plática lo demandase, también dijiste a grosso modo en vez del acertado y correcto (sin a) grosso modo. El error principal al usarlo en nuestra hermosa lengua española consiste en la presencia de una a, baldía, indiscreta y parásita, como introductora de la locución. Sancho, esta locución latina, que seguramente no sabes que significa ‘aproximadamente’ o ‘a grandes rasgos’, solo es apropiada si se dice grosso modo (nunca precedida de a). Has de ser prudente y desairar tales latinismos, pues, si como tienes buen natural tuvieres discreción, bien pudieras llegar a ser el mejor gobernador de ínsulas en el mundo. 

—Así lo haré y no diré más palabras que no conozca –dijo Sancho-.

—Así deberás hacerlo de por vida –respondió don Quijote-. Y menos todavía emplear latinismos cuyo empleo es complicado para los discretos, cuanto más para los que no lo son. Conozco a cronistas de historias caballerescas, hombres que se ha de suponer que son de buenas letras, que dicen en extremis en lugar del correcto in extremis. En otra ocasión, leí en la crónica del caballero andante Recaredo que un rival de este era caballero non grato, cuando lo único conforme es persona non grata. Y, por no seguir, un último despropósito me viene a la mente con aquel otro que escribió de modus operandis, en lugar del académico, que es modus operandi.


En estas pláticas estaban amo y criado, cuando Sancho, a media tarde, vio, no lejos del camino, una venta, que don Quijote como tal venta reconoció aun siendo la misma que había convertido tiempo atrás en castillo donde se hizo armar caballero. 



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