Almería celebra cada 26 de diciembre el Día del Pendón, es decir, la Toma de la ciudad por parte de los Reyes Católicos en 1489. La intrahistoria de la conquista cristiana sobre la ciudad musulmana ha tenido varias versiones más o menos certeras, con algunos añadidos que le confieren el carácter fundacional, hace hoy 530 años. Bernabé Morcillo Santos, historiador local almeriense, realizó una cronología de la conquista que La Crónica Meridional recogió, en parte, en su edición del 26 de diciembre de 1900 y de los que aquí relato algunos fragmentos.
Cuenta la leyenda que El Zagal, una vez caída Baza el 4 de diciembre de 1489, pronunció estas palabras cuando veía vislumbrar el ocaso de su reino: “¡Si es así, cúmplase la voluntad de Allah! Que, si Dios Todopoderoso no hubiera decretado la caída del reino de Granada, esta mano y este alfanje le hubieran mantenido”. Mandó El Zagal a su secretario, el alfaquí de la ciudad de Almería Abdallah Solimán (más tarde convertido al cristianismo como Francisco Belbis, personalidad destacada durante los primeros años de la Almería cristiana) a Baza para verse y negociar con el monarca Fernando II. Tras las deliberaciones que la gravedad del caso requería, Abdallah otorgó el día 7 de diciembre de 1489 la rendición de Almería y Guadix, cuya entrega se había de hacer dentro de los 20 días siguientes al 4 de aquel mes, día en que los Reyes Católicos entraron en la ciudad granadina.
El caos, la preocupación y el miedo debió de propagarse por todo el reino nazarí, especialmente en Almería. Un documento pactado entre El Zagal y los Reyes Católicos señalaba que en cuanto a los habitantes de Almería y Guadix seguirían la suerte ordinaria de los de las poblaciones que se entregaban sin resistencia: “quedaban libres, con la obligación de prestar vasallaje al rey de Castilla y contribuir a la Real Hacienda castellana con las mismas prestaciones pecuniarias con que habían atendido a la suya”. Fuese como fuera, la Toma de Almería era cuestión de días.
Se hace eco La Crónica Meridional del pasaje de la llegada del Rey Fernando a la cuidad: “Tuvieron la primera vista en el paraje llamado hoy Plaza de San Sebastián, entonces poblado de jardines bastante más primorosos y mejor cuidados que los actuales, y en el lugar en que se alza como eterno testimonio de la indestructibilidad de nuestra verdadera religión la imagen de la Virgen del Triunfo, allí fue donde el apenado Zagal posando su rodilla en tierra hizo entrega de las llaves de la ciudad y la Alcazaba al rey, el que a su vez las entregó a Don Gutiérrez de Cárdenas. En ese lugar se plantó una Cruz del Humilladero.
Así lo conocieron, encerrados en sus hogares, ardiendo en ira y llorando su desgracia, los tristes almerienses cuando vieron entrar a la comitiva por la que después se llamó Puerta de Purchena, seguir por la calle de Marín, calle baja y alta de Almanzor y detenerse, por último, casi al lado de la mezquita mayor al comendador de León, don Gutiérrez de Cárdenas, que ocupó los baluartes e hizo tremolar las cruces benditas y el pendón de Santiago, tomando posesión de Almería. Llegado al pie de la Torre del Homenaje, se tomó posesión definitiva de la plaza. Mandó el rey al Alférez Mayor que enarbolase los tres estandartes: el primero, en lo más elevado de la Torre del Homenaje, el de la Santísima Cruz. El segundo era el de Santiago, a cuya vista las lombardas eran disparadas y la tropa invocaba por tres veces al Patrón de España. Fue el tercero el de las Armas Reales y al hacerlo el Alférez gritaba tres veces la fórmula de la toma de posesión: Almería, Almería, por los magnánimos y poderosos reyes de Aragón y Castilla, Don Fernando y Doña Isabel”. Quedaba así la ciudad bajo la soberanía de los cristianos Reyes Católicos, que dejaron el Pendón Real, que paseará hoy por nuestras calles y plazas.
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