Acostumbrados como estábamos a saber de ella a cada minuto, a verla cada vez que el mando a distancia pasaba por los botones de los canales del sur o a escuchar su voz al mover el dial de las ondas andaluzas, el silencio con el que nos está castigando la ex presidenta de la Junta, Susana Díaz, me tiene como en el bolero, ocultando a las azucenas de mi jardín el dolor de tamaña ausencia. No obstante, a veces alguna radio amiga acude en mi rescate y vuelve a traer nuevas de ella, la luz que ha iluminado tantas columnas. Y así, la otra mañana, la otrora omnipresente sultana de todas las coplas del progresismo andaluz concedió una entrevista a la SER en la que dejó claro lo mal que nos va a todos los andaluces desde que ella, la verdadera estrella del sur, ha dejado de presidir nuestro firmamento.
Susana Díaz dijo que el nuevo Gobierno del PP y CS en la Junta se dedica a tapar sus carencias difamando a los socialistas por su gestión. Y aunque no lo dijo, supongo que se referiría a ese invento infame de que el dinero de los parados andaluces lo destinaban los socialistas a engordar las cuentas de sus amigos y a favorecer a proxenetas y narcotraficantes. Inventos groseros y absurdos, como esos otros de que han aparecido cajas fuertes con documentación negada por los socialistas a los jueces que investigaban la corrupción en la Junta que ella presidió. Ella lo explicó mejor que yo y dijo que todos estos asuntos eran “ridículos” y que el proyecto que traen para Andalucía PP y CS -lo transcribo literalmente- “es el del fango, el del rencor, el del retrovisor y el de mirar qué pasó hace veintitantos años en esta tierra.” No me digan que no es admirable y que no se entiende perfectamente a la primera. Lo que me gustaría, ya puestos a hablar del pasado, es que esta señora nos explicara qué es la memoria, y qué razones convierten en irrelevantes los hechos de hace veinte años y en actualísimos los de hace ochenta. Apúntenlo para la próxima entrevista.
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