Aún resuenan los ecos de las reacciones al discurso del Rey en Navidad. Los dirigentes independentistas han cuestionado las palabras de don Felipe y un importante periódico resume las declaraciones de unos y de otros con esta frase: para los independentistas "España es un problema".
Puestos a señalar problemas me parece evidente que el auténtico problema que tenemos en nuestro país es la actitud de los partidos independentistas. Ellos sí son un problema para la convivencia, entre otras cosas por su desafío constante al orden constitucional, a las reglas de la democracia de las que los ciudadanos nos dotamos en 1978 aprobando una Constitución por amplísima mayoría.
Una Constitución donde se respeta la pluralidad de España y donde a nadie se persigue por ser independentista y mucho menos por defender las ideas que crea pertinentes.
Presentar a España como un "Estado opresor" no es que sea una falsedad es que es una impudicia.
En mi opinión el discurso de Felipe VI fue un discurso medido y ponderado en que como no podía ser de otra manera hizo una defensa de los valores de la Constitución y de la convivencia entre los ciudadanos, convivencia que el comportamiento antidemocrático de buenas parte de los líderes independentistas ha provocado una quiebra en Cataluña.
En esta España constitucional cabemos todos, y así ha sido hasta que una nueva hornada de aventureros decidieron asaltar la Constitución con la convocatoria de un referéndum ilegal y al proclamación de una República.
Volviendo al discurso del Rey hay que destacar, o al menos me parece a mí que hay que hacerlo, su reivindicación velada de la Transición como ese tiempo en que fue posible que personas de distintas ideologías y orígenes fueron capaces de encontrar un terreno común para el entendimiento y por tanto lograr acuerdos que redundaron en beneficio de la sociedad.
El problema que tiene nuestro país hoy en día es que una parte del independentismo quiere imponer por la vía de los hechos, ni siquiera un nuevo orden territorial, sino lisa y llanamente la independencia de parte del Estado.
Pero si la apreciación que han hecho los líderes independentistas del discurso del Rey es absolutamente torticera, la de Pablo Echenique fue de "perdonavidas" al señalar que el Rey ha mejorado su olfato.
En fin ¡qué tropa!.
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