Sánchez congela las pensiones

Carmen Tomás
07:00 • 29 dic. 2019

La portavoz del Gobierno en funciones comunicó, tras la reunión del Consejo de Ministros del pasado viernes, que las pensiones quedaban congeladas hasta que Sánchez sea presidente. Isabel Celaá anunció que la intención del Ejecutivo es subirlas con arreglo al IPC, es decir un 0,9%, pero que retrasaba esa decisión hasta que el candidato Sánchez lograra la investidura. Además, se aplazaba cualquier cambio en el SMI con el fin de que su modificación dependiera de las conversaciones con los agentes sociales (empresarios y sindicatos). La razón esgrimida, la misma: hasta que Sánchez sea presidente.


Sánchez no sólo rompió el viernes con una tradición de 15 años, como es realizar un balance del ejercicio y someterse a las preguntas de los periodistas tras el último Consejo de Ministros del año, es que utilizó a pensionistas y trabajadores como rehenes para lograr que le invistan presidente, para presionar y chantajear a los partidos políticos de cara a la investidura, que aún no tiene fecha.


Pedro Sánchez ya avaló con su voto la anterior congelación de las pensiones, la que acometió Rodríguez Zapatero en 2010, en el peor momento de la crisis, acosado por la recesión y el desempleo. Y, en cuanto al retraso en la modificación del SMI, hay que aclarar que la anterior subida en un 22,3% se llevó a cabo sin tener en cuenta a los empresarios. Por ello, no es creíble que ahora se esgrima la necesidad de diálogo con los agentes sociales.



Por desgracia, no creo que el presidente en funciones, al tomar estas dos decisiones, estuviera pensando en el interés general, en esas cifras dramáticas que conocíamos ayer sobre gasto en pensiones o en la negativa incidencia de la espectacular subida del SMI y el daño que ha hecho al empleo. Eso sería responsable y acertado. Las razones esgrimidas por Sánchez en boca de Celaá tienen más que ver con el codiciado deseo de Sánchez de ser presidente al precio que sea y con una actitud chantajista: ni las pensiones, ni el SMI subirán hasta que me hagáis presidente. Verdaderamente, todo el proceso de negociaciones para la posible investidura está resultando demasiado grotesco, impresentable y peligroso para la reputación de muchas instituciones.





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