La biofortificación de tomates, pimientos, pepinos, berenjenas y calabacines como nueva herramienta para elevar el valor nutricional de las hortalizas, y por ende, el valor comercial de la producción hortícola de Almería.
Desde que Norman Borlaug empujara el fenómeno de la Revolución Verde en el último siglo, los rendimientos de nuestras producciones agrícolas se han multiplicado gracias a los nuevos productos de fertilización, los químicos de control de plagas, y la selección genética de nuevas variedades, más productivas, más resistentes, e incluso con sabor y múltiples colores. Sin embargo, hoy en día, el consumidor, preocupado más que nunca por hábitos de vida saludable, empieza a dar más relevancia al valor nutricional de los alimentos que consume diariamente; pero la realidad demuestra que existe una alta descompensación nutricional en la dieta debido a unos malos hábitos alimenticios y a un desenfrenado ritmo de vida.
Creemos que estamos bien nutridos porque tenemos al alcance todo tipo de alimentos, pero no todos nos aportan los nutrientes necesarios para tener una buena salud, lo que ha hecho aparecer un nuevo tipo de desnutrición: la desnutrición oculta.
La desnutrición oculta es una afección en el crecimiento y se caracteriza por carencias nutricionales de micronutrientes esenciales ocultas detrás de un cuerpo normal o incluso, con exceso de peso, y bajo condiciones socioeconómicas tradicionalmente no asociadas a la desnutrición.
Las deficiencias en micronutrientes minerales, incluyendo hierro (Fe), zinc (Zn), selenio (Se) y yodo (I), afectan a más de la mitad de la población mundial. Otros minerales como calcio (Ca), magnesio (Mg) y cobre (Cu) pueden también ser deficientes en la dieta de algunas poblaciones. Por lo tanto, la malnutrición de nutrientes esenciales da como resultado un impacto socioeconómico negativo a nivel nacional y europeo.
Y en este punto, es donde aparecen nuevas oportunidades para la industria agrícola de Almería. Es responsabilidad del sector hortofrutícola dar un paso hacia adelante para poder seguir manteniendo nuestros productos en la posición destacada que se merecen, dentro de la dieta diaria de los consumidores europeos.
Por parte de los obtentores de nuevas variedades hortícolas, les toca la misión de desarrollar hortalizas biofortificadas con un mayor potencial nutricional; en sus manos está iniciar proyectos de mejoramiento genético que vayan enfocados a la obtención de nuevas variedades con mayores características nutricionales, con objeto de conseguir, por ejemplo, pimientos con mayores niveles de vitamina A y C o tomates con alto contenido de antioxidantes.
Donde la genética no llega o toma necesariamente su tiempo para conseguir esas variedades biofortificadas, está el trabajo del productor hortícola de Almería, que a través de la investigación, la aplicación de nuevos biofertilizantes especializados y el manejo del cultivo, puede incorporar de forma natural, una mayor cantidad de nutrientes esenciales en las hortalizas, obteniendo en un período de tiempo y coste asumibles, hortalizas biofortificadas que incorporen un nuevo valor añadido al producto almeriense.
Los programas de biofortificación presentan grandes beneficios:
● Los alimentos biofortificados incorporan en su comercialización un valor añadido por sus efectos sobre la salud.
● Un alimento biofortificado actúa evitando y previniendo las enfermedades derivadas de desórdenes nutricionales.
● Los alimentos biofortificados son ampliamente aceptados por los consumidores, y pueden ser distribuidos en los mercados con un precio competitivo, pero diferenciado del resto de hortalizas.
● Un alimento biofortificado puede incorporar declaraciones y etiquetados nutricionales en los envases de los productos que permitan una mejor diferenciación de las hortalizas producidas en Almería.
Por lo tanto, estamos ante un nuevo RETO, el desarrollo de una nueva estrategia que permita al productor y comercializador almeriense, obtener hortalizas de alto valor añadido diferenciadas frente a la competencia, y con características alineadas con las demandas de productos saludables, nutricionalmente hablando, para el consumidor final.
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