Los peores días de la historia

Hasta la votación final de la investidura, han sido días dramáticos que hacían temer lo peor en cualquier instante. Hasta el recuerdo del "tamayazo" estuvo presente hasta el final. Podría decirse que han sido unos de los peores días de la historia democrática de España porque se ha juntado todo lo malo y además en plenas Navidades. Han sucedido cosas horribles y se han dicho cosas más horribles todavía. Y la cuestión catalana siempre protagónica y presente. No quiero pensar cómo habrían sido las cosas sin el paliativo navideño. Ver los debates de la investidura del Congreso de los Diputados era un ejercicio entre agónico y siniestro que no dejaba a los interesados conciliar el sueño o vivir unos segundos de tranquilidad...

Ni siquiera podía faltar la inhabilitación de Quim Torra y el cataclismo que amenazaba. Mientras que la gran tormenta rugía, las posiciones del PSOE y de ERC se acercaban como algo inaudito, otra vez con la figura de Gabriel Rufián protagonizando la esperanza y en actitud ejemplar para esa derecha multicolor dispuesta al parecer a llevárselo todo por delante. La multi ha pensado exclusivamente en sus intereses, al tiempo que la izquierda, casi en su totalidad, se convertía en parapeto para que España no resultase gravemente dañada. Somos millones los que entendemos bien quién ha pensado en España y quién ha pensado exclusivamente en sus intereses, repito...

Tenía mucha razón Pedro Sánchez al comenzar sus intervenciones afirmando que no se iba a romper España ni la Constitución sino el bloqueo político creado por los que afirmaban aquello. La clave está en entender que ha llegado la hora de terminar con la locura del enfrentamiento y dar paso de una vez al entendimiento, por supuesto con absoluto respeto a las leyes y a la Constitución. Ahí está la clave a respetar por todos, pero por todos. Lo inaudito son esos discursos apocalípticos de Pablo Casado y demás líderes de las derechas, unos discursos en los que lo más leve son sus insultos. Y lo maravillosa es esa afirmación de Casado hacia Sánchez: "Su discurso de hoy da miedo"...

Sánchez le dice a Pablo que lo que se ha callado es que él, Pablo, ha perdido cinco elecciones y el presidente ha ganado las cinco. Pero eso es tan obvio que nadie tendría que molestarse en afirmarlo. Lo único sensato es que el derrotado reconociera sus derrotas. Lo demás son historias para no dormir ni dejar dormir a los demás. Como le habrá pasado a la mayoría con lo sucedido con el discurso de la oradora de EH Bildu que sirvió de pretexto para el gran escándalo en el Congreso de los Diputados. Un escándalo espantoso donde los haya.

Terminado todo, comienza todo otra vez ahora, pero se supone que ya mirando al futuro y encomendándonos todos al Dios infinitimente sabio. Es mucho lo que nos espera y ya sabemos que el tiempo es oro. Un tiempo que hay que aprovechar al máximo porque el tiempo se va para no volver.