Si de lo que se trata es de sobrevivir, estamos en buenas manos: Pedro Sánchez y Pablo Iglesias, en efecto, han demostrado ser unos fenómenos en la materia. Sólo falta que la "baraka" que les ha funcionado en lo individual se pueda transfundir al colectivo.
Presidente y Vicepresidente del nuevo gobierno han demostrado tener, en la política, siete vidas como los gatos, pero no se sabe a ciencia cierta cuántas han gastado ya ni si las que les quedan habrán de ser de mayor provecho para sus semejantes que las anteriores. Se trata, en todo caso, de dos supervivientes de tomo y lomo que han superado, aparentemente sin despeinarse, las innumerables pruebas, añagazas y equivocaciones propias que les dieron en más de una ocasión por amortizados. Nada que ver con ese Albert Rivera que a las primeras de cambio se desfondó, bien que acaso por carecer de fondo alguno.
A Pedro Sánchez se le ha visto sobrevivir a golpes palaciegos en su propio partido, a travesías del desierto, a un sinfín de fracasados intentos de formar gobierno y a sus propias limitaciones, por citar sólo algunas de las más sonadas de sus defunciones políticas, y a Pablo Iglesias a su charlatanería, a su populismo anacrónico, a su mansión serrana, a las escisiones y defecciones en sus filas, y a su ego sobredimensionado. Que tales supervivencias sean cosa de admirar o de lamentar depende del criterio y de los valores de cada cual, pero si la comunidad española apuesta por sobrevivir en éstos tiempos enrevesados, no cabe duda de que el nuevo gobierno de Pedro y Pablo apunta, pese a su apariencia de extrema vulnerabilidad, positivas maneras.
Es cierto que sobrevivir sabe poco a quienes aspiran a vivir, esto es, a la vida plena, pero también lo es que en las actuales circunstancias no es desdeñable la aspiración a un modesto pasar. Si no, que se lo pregunten a los concursantes de "Supervivientes", colegas en esencia de nuestros nuevos gobernantes. Inasequible o extinguida ya para ellos la vida plena (el éxito y la fama para unos; el poder sin ataduras ni hipotecas para los otros), se agarran a la supervivencia esa como a un clavo ardiendo.
Se dice que a la próxima edición de "Supervivientes" se van a apuntar dos criaturas que, en puridad, ya sólo pueden transitar por los fatigosos senderos de la supervivencia: Cristina Cifuentes y Juan Carlos Monedero. Sería cuestión de verlos, tirando de pasmo y de compasión, pero de los grandes supervivientes Pedro Sánchez y Pablo Iglesias convendría esperar y exigirles otra cosa. Vida, o cuando menos vidilla, para la nación.
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