La Caza de brujas, tan extendida en distintas culturas por la creencia de que hay personas con poderes sobre naturales para hacer daño, se extendió especialmente en Europa a inicios de la Edad Moderna, y conllevó una persecución masiva de mujeres por brujería, nuevo enemigo de la Cristiandad, acabando muchísimas sus días en la hoguera por ser más hábiles, reivindicativas y autónomas. Este término, llevó a mediados del siglo pasado en EEUU a acuñárselo también al Macartismo, la feroz persecución liderada por el senador McCarthy contra personas con ideología progresista, con procesos e interrogatorios irregulares y listas negras, bajo la premisa de ser comunistas y traidores a la patria.
Los neoconservadores, inquisidores, intolerantes y apocalípticos de nuestro País utilizan sus hogueras actuales para seguir machacando a las mujeres. El Gobierno andaluz, supeditado a Vox, confabula una Caza de brujas contra colectivos que vienen luchando tantos años por la igualdad de género, dejando 241 proyectos feministas sin financiación, algunos en Almería habrían servido para erradicar la violencia machista, esa por la que 55 mujeres fueron asesinadas en España durante 2019.
Estos nuevos macartistas son tan antiguos como aquel senador, tanto como quienes aprovecharon las penurias españolas en el s. XV para crear el Tribunal de la Inquisición, o como los que llevaron a Alemania al mayor genocidio europeo, o quienes sumieron a España en el oscurantismo durante la dictadura franquista. Sí, los mismos intransigentes a los que les da igual 20 que 80, y solo están conformes cuando se hace lo que quieren.
Por eso, los demócratas debemos dar ejemplo y apostar por la sociedad que queremos, una España del pacifismo, de la igualdad, la ecológica, de la solidaridad, de la mesura, la educación y la lucha contra la incultura. De este modo ganaremos la batalla, pues convenceremos a la gente de no continuar echando palos en la hoguera, solo así conseguiremos no quemarnos.
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