Lo de la desidia de las administraciones públicas con el casco histórico de nuestra ciudad ha sido siempre un problema crónico. Ni los anteriores gobiernos socialistas de la Junta de Andalucía ni los populares del Ayuntamiento de Almería han parecido nunca especialmente interesados en hacer frente al abandono institucional que ha padecido la zona más antigua de Almería, esto es, el área donde más patrimonio histórico y cultural nos encontramos por metro cuadrado. Y da especial coraje teniendo presente la situación de los cascos históricos de ciudades vecinas, mucho más cuidados y protegidos que el nuestro. ¿Qué hemos hecho los almerienses para tener que soportar ese desdén a nuestra historia? Más bien poco.
En cualquier caso, Ciudadanos ha logrado que el equipo de Gobierno municipal incluya en su presupuesto para este año una serie de actuaciones a iniciar durante 2020, de las que buena parte están enfocadas, precisamente, a revitalizar el casco antiguo de Almería; medidas como el proyecto de recuperación integral del Parque Nicolás Salmerón como lugar de encuentro, que incluye Quiosco de la Música y Mariposario. Otras iniciativas de Ciudadanos encaminadas a revitalizar el centro histórico y que el Ayuntamiento se ha comprometido a desarrollar durante este año son la implantación de un rastrillo de antigüedades dos domingos al mes, así como el estudio e impulso a la creación de Áreas de Promoción Económica Urbana, especialmente dedicadas al apoyo del comercio de proximidad y comercios/startups, y de las que nuestro casco histórico puede y debe beneficiarse, sin dejar de lado dos actuaciones fundamentales para la defensa de nuestro patrimonio: el proyecto de rehabilitación y adecuación de las Cuevas de Campsa, y el proyecto para la puesta en valor y rehabilitación de accesos de las Canteras Califales, incluyendo un mirador único de la ciudad que ofrece una espectacular perspectiva de Almería. Además, desde Ciudadanos volvemos a impulsar las ayudas al alquiler para jóvenes en el casco histórico, una medida que sin duda está llamada a favorecer el rejuvenecimiento de una zona eminentemente envejecida, lo que conduce a otras de las exigencias ‘naranjas’ incluidas en el proyecto de presupuesto: más de un millón de euros para las trabajadoras del servicio de ayuda a domicilio. A todo lo mencionado hay que añadir los cerca de tres millones de euros —también incluidos en el presupuesto por exigencia de Ciudadanos— para inversiones y mantenimiento en distintos barrios de la ciudad, y de los que el casco histórico también puede beneficiarse.
Seguramente, el mejor ejemplo de esa desidia de la que hablaba al inicio lo tenemos en La Chanca-Pescadería. Desde el año 2011, son múltiples los desaires a esta milenaria barriada. ¿Y por qué fijarse en el periodo que va desde dicho año hasta la actualidad? Pues porque fue en 2011 cuando La Chanca debatía la propuesta para dar inicio a su proceso de declaración como Patrimonio Histórico de la Humanidad. Lo que sucede es que, a día de la fecha, es más probable que los asnos vuelen a que La Chanca obtenga ese reconocimiento internacional. Y no porque el barrio carezca de argumentos de peso para conseguirlo, sino, como decía, por ese desinterés tan inexplicable como crónico que ha parecido existir desde siempre.
Obviando dicho desinterés, cuando no la negligencia, de los gobiernos socialistas instalados tiempo atrás en la Junta de Andalucía, incluyendo su pésima gestión de los Planes Especiales de Reforma Interior (PERI) —tanto en La Chanca como en el Cerro de San Cristóbal— o por los incumplimientos reiterados del presupuesto de la Alcazaba, o las mentiras con el “provisional” acero corten en la milenaria muralla de Jayrán, decía yo que hay varios ejemplos de ese abandono institucional que vienen padeciendo las barriadas históricas de Almería: desde torreones milenarios atravesados por tuberías de aguas fecales, y de los que el Ayuntamiento no quiere saber nada —por suerte, la Junta por fin ha 'visto la luz' responsabilizándose de ellos—, hasta los derrumbes en la cueva de la Campsa —la misma que en 2020 será rehabilitada por exigencia de Ciudadanos— o el Barranco Caballar, que se encuentra a pocos metros del principal monumento de la provincia, y que, hasta hace pocos días, era un auténtico vertedero, todo pese a mediar otros tantos escritos dirigidos al Ayuntamiento y nunca contestados por sus gestores. Cabe recordar aquí una de las exigencias de Ciudadanos de cara a aprobar el presupuesto de 2017, que ya entonces instaba a actuar de urgencia en la zona No obstante, al final tuvo que venir el Defensor del Pueblo a tirarles de las orejas para que se dignen a limpiar aquello.
Lo peor es que esa situación no se circunscribe exclusivamente al Barranco Caballar, ya que existen múltiples solares por el barrio, algunos también colindantes a la Alcazaba, otros muy cercanos a las Canteras Califales, convertidos en focos de insalubridad y basura a espuertas. Estas situaciones, qué duda cabe, son responsabilidad del que ensucia, pero también del que deja de limpiar teniendo la obligación de hacerlo. Y ojo: no nos olvidemos del “inminente” traslado —así lo vendió el PP en su día— de las gacelas del CSIC al barrio de El Alquián, unas gacelas que, aún hoy, siguen en el barranco de La Hoya, donde por fin, tras años de marear la perdiz, el Ayuntamiento está interviniendo, aunque no de la manera en la que se supone que deberían hacerlo, o al menos, no tal y como se vendió en su momento a la opinión pública.
Claro que entonces eran otros tiempos.
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