Se acaba de presentar una campaña de promoción turística sonriente y hace semanas se hizo lo mismo con el master plan del puerto-ciudad. Supongo que estas creaciones profesionales, como aquella del lago artificial que se pensó para el cruce de Las Almadrabillas, nos cuestan a los almerienses. Para compensar ofrezco gratis y de forma sintética mi máster plan sobre las tapas de Almería.
Si Sartre no hubiera sido francés, el existencialismo lo habría inventado un almeriense paseando angustiado por los bares de otras ciudades, contemplando la nada en esas mesas, con apenas unos botellines, angustia, la vida pierde sentido.
Con todo el peso social, económico y cultural que tienen las tapas en nuestra ciudad, hasta hoy no se ha construido una imagen definida, un relato unitario sobre las mismas que sirva de proyección nacional definitiva y de asentamiento de una marca “tapas de Almería”.
No me refiero a los excelentes y ya numerosos concursos que hay desde Vera a Adra, a las jornadas especializadas, no me refiero a los cocineros, ni siquiera a la excelente promoción de la ‘capitalidad gastronómica’ durante 2019. Me refiero al mensaje.
A nuestra Almería y sus dones la descubren antes los de fuera que nosotros mismos. Durante puentes y vacaciones he visto con mis ojos a madrileños ir directos tirando de las maletas hasta su bar favorito y ya allí casi llorar con los ojos cerrados. He sido testigo mil veces de las caras de sorpresa de los foráneos primerizos cuando oyen al camarero pronunciar (a veces como hace Paco Calavera): “¿Qué quiere de tapa?”. Eso marca como un bautismo hecho por San Juan, ya nada será igual para esa persona y su relación con Almería.
Hay que ser realista: lo que signifiquen las tapas de Almería se pierde entre tantas tapas de toda España. Como prueba incontestable, ha habido reportajes de periódicos nacionales y por internet donde Almería ha pasado desapercibida, cuando no, y mucho peor, ni siquiera ha sido mencionada. Los pinchos del País Vasco, la primera de Granada, Salamanca, el pescaíto frito de Málaga y Cádiz, las bravas y tortilla de Madrid...¿y Almería? ¿Qué es lo distintivo de las tapas de Almería? El derecho a tapa.
En Almería la tapa es un derecho, no es ni “cortesía” ni “aperitivo”; es casi tan inalienable como el derecho a creer lo que te de la gana o a expresarte con libertad. Pero es un derecho consuetudinario. De cara al marketing habría que concretarlo y especificarlo en un documento, la “Carta del Derecho a Tapa en Almería”:
Artículo 1 Toda persona que en cualquier bar de Almería pida una bebida (menos un Fanta) tiene derecho a una tapa.
Artículo 2 Toda persona con su derecho a tapa adquirido tiene el derecho complementario a elegir de entre todas las tapas que se les ofrezca.
Artículo 3 Todo cliente de un bar en Almería tiene derecho a no pagar más por su tapa si no viene claramente expresado por escrito en la carta.
Artículo 4 Los artículos anteriores son individuales e inalienables, como las propias tapas.
Así podría seguir elaborando todo el documento que nos pondría en el mapa. Habría que crear un personaje oficial, una mascota que reparta el documento en papel, montar representaciones en ferias turísticas y gatronómicas..en definitiva, tomarse esto seriamente en broma y divertidamente en serio. Esto nos llevaría por fin a salir de forma distintiva en los medios de comunicación nacionales, algo que nunca, ha ocurrido por las tapas de Almería.
He vivido largas temporadas en bares de Jerez, Murcia, Granada o Cartagena. En todos ellos había tapas, pero no como en Almería. La cultura de tapas almeriense es única y diferente a cualquier otro lugar de España. A los artículos expresados arriba habría que añadir y explicar esto otro que sabemos aqui:
En Almería, los bares no son sólo para turistas, como ocurre en otras ciudades. Cada barrio de Almería tiene sus propios bares y por ello, familias enteras evitan la cocina de su casa.
Las tapas de Almería son de una variedad que no se encuentra en otros lugares; variedad en calidades, tamaños, productos y métodos. La plancha de Almería, como dice siempre Antonio Zapata, es única. En otros lugares tampoco encuentras la oferta de tapas de pescado como en Almería. Además, la tapa promociona las comidas locales, desde migas a gachas, pasando por trigo o gurullos.
Las tapas en Almería ya no son afortunadamente aquel lomo y tocineta de los años 60 y 70. Hoy tenemos una excelente calidad y variedad fruto del esfuerzo de empresarios y cocineros. Sería una pena que ahora esta forma de vida tan nuestra se politice, y por tanto, polarice. Pero mucho peor sería que siga pasando desapercibida fuera de Almería.
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Javier Adolfo Iglesias