Sin embargo, se mueve

Es fabuloso que, en su época, Copérnico tuviera intuición de que el geocentrismo no era cierto, y apostara por la Teoría heliocéntrica, considerando el Sol como centro del Universo y no la Tierra. Un siglo después, Galileo da respuesta a esta conjetura tras haber inventado el primer telescopio y utilizado por primera vez el método científico, haciendo uso de demostraciones empíricas. Estas afirmaciones llevó a aquel a la muerte y a este a tener que retractarse para no acabar igual, aunque fue condenado como hereje a prisión por la Inquisición hasta su muerte.

El conocimiento se ha abierto camino gracias a personas como ellos, a pesar de las grandes dificultades que siempre plantean los obtusos e intolerantes dictadores de la sociedad. Esos que hoy como ayer pretenden poner puertas al conocimiento, quitarles el telescopio a nuestros niños para marcarles el centro del universo allá donde les interese a ellos, y taparles las orejeras y los ojos para que no escuchen ni vean la realidad diversa en la que estamos inmersos y de la que son protagonistas. En definitiva, con el llamado pin parental, Vox pretende, con el brazo ejecutor del PP, arrebatar a los niños el derecho a saber, bajo la premisa de un supuesto derecho de los padres a elegir por ellos, saltando al docente, quien programa actividades complementarias en función de carencias y necesidades detectadas en el alumnado; no es de recibo que el profesorado tenga miedo de ser denunciado o acribillado por hacer su trabajo, como Galileo frente a la Inquisición.

Volvieron a la vida pública arremetiendo contra migrantes, después contra las mujeres y ahora contra la mayor arma de cualquier sociedad para velar por la igualdad de oportunidades, la educación.

Dicen que, tras ser obligado a retractarse, Galileo murmuró, refiriéndose a la Tierra: “Puedes obligarme a decir lo que quieras; puedes vilipendiarme por decir lo que digo. Sin embargo, se mueve.”, por más que se empeñen en esconder lo evidente.