En Australia, donde parecen haberse concitado todas las señales del Apocalipsis, llueve al revés, y en Barcelona, donde parecen coincidir de un tiempo a ésta parte todos los dislates, los organizadores del Mobile se empecinan en no suspender la feria pese a la amenaza de contagio masivo del coronavirus.
Casi todos los artefactos que en el Mobile se muestran vienen de Asia, de China en particular, así como quienes los traen para exhibirlos y promover su venta. En tanto decenas de chinos residentes en Barcelona se han impuesto una cuarentena voluntaria en casa tras regresar de sus vacaciones de Año Nuevo en China, y los miles de pasajeros de un crucero de esos que parecen una barriada del extrarradio sufren una cuarentena forzosa en la costa de Japón por haberse detectado muchos contagiados entre ellos, y las líneas aéreas mantienen cancelados sus vuelos, y los cien fallecidos de la semana pasada por el virus son ahora mil, en tanto todo eso y más sucede, los del Mobile de Barcelona siguen en sus temerarios trece, si bien puede que de un momento a otro se olviden de la pela y desciendan a la realidad. Pero se ve que si finalmente descienden a la realidad no será por una súbita toma de conciencia del disparate que supone celebrar la cuchipanda tecnológica en semejantes circunstancias, sino porque los celebrantes les digan, como les están diciendo ya los principales, que no cuenten con ellos para celebrar nada. En efecto; nada menos que Amazon, Sony, LG o Ericsson, entre otros, han cancelado su participación en el Mobile, y sus vuelos, y sus habitaciones de hotel, y sus reservas en restaurantes, y sus coches de alquiler correspondientes, de suerte que, si los organizadores acaban suspendiendo, será porque les habrán suspendido antes a ellos.
Será mucho lo que pierda Barcelona con la cancelación del Mobile, particularmente los que más suelen ganar con éstas cosas, pero la preservación de la salud y de la vida de las personas justifica de sobra cualquier lucro cesante, a menos que el Dios Dinero haya dado un golpe definitivo en el Olimpo y se haya cargado a todos los demás dioses, incluidos los laicos del decoro político y moral. Será mucho lo que pierda Barcelona sin el Mobile ese, pero mucho más lo que gane, nada menos que una batalla contra la sinrazón.
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