Este 28 de febrero nuestra autonomía política cumple 40 años, y lo hará con un gobierno de derechas en Andalucía obsesionado con la confrontación con el Gobierno de España y con hacerse propaganda, hasta tal punto que gasta muchísimo más en eso que en promocionar los productos de nuestra agricultura dentro o fuera de España, algo que vendría muy bien para ayudar a nuestros agricultores.
El dialogo social y político fue determinante para conseguir la autonomía que hemos disfrutado durante estos 40 años, un dialogo que se echa en falta en estos momentos en Andalucía para dar respuesta a las crisis o problemas que en estos momentos existen en nuestra tierra: la crisis de la agricultura, que tiene a los agricultores manifestándose desde hace semanas; la crisis de la educación y de la sanidad o las crisis industriales, que hacen que varios miles de personas puedan perder sus empleos por el cierre de la central térmica de Endesa en Carboneras o los despidos anunciados por Airbus.
Ante este panorama, el gobierno de las derechas solo mantiene abierta la vía del diálogo con la extrema derecha, de ahí que aún no haya encontrado Moreno Bonilla un segundo para sentarse con los agricultores, la comunidad educativa, los profesionales sanitarios o con los representantes de los trabajadores que van a perder sus empleos, para ver cómo desde el Gobierno de Andalucía se les puede ayudar.
El presidente de la Junta no tiene que irse muy lejos para tomar nota de cómo actuar ante los problemas que tenemos en estos momentos: el Gobierno de España está tomando medidas que benefician a la inmensa mayoría de la sociedad, pensionistas, trabajadores, funcionarios y ahora a los agricultores. Ha sido diligente y valiente el Gobierno de Pedro Sánchez con el decreto ley aprobado esta misma semana por el Consejo de Ministros para reformar la ley de cadena alimentaria o con la firmeza que traslada el ministro Luis Planas en la negociación de la Política Agraria Común.
La actitud dialogante que está demostrando el Gobierno de Pedro Sánchez con las comunidades autónomas o con los agentes sociales, contrasta con la que mantiene el gobierno de las derechas de Andalucía, que ha decidido escabullirse de todo lo que suene a problema.
Los andaluces se merecen que el Gobierno andaluz les tome en serio y que no pretenda solucionarlo todo a golpe de marketing y poniéndose la chaquetilla del andalucismo solo cuando llega el 28-F. Defender Andalucía es mucho más que agitar su bandera: defenderla es proteger su autonomía, escuchar a los andaluces y darles respuestas.
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