Toda la atención se dirige esta semana a Bruselas. En concreto, a las decisiones que adopten los ministros de Economía y Finanzas de los 27. Los ciudadanos del mundo entero, los inversores y los mercados esperan decisiones claras de los líderes económicos comunitarios.
Lo sugería Christine Lagarde al responder a la pregunta sobre qué haría si los diferenciales de deuda de algunos países, “como Italia” seguían siendo atacados de forma poco afortunada. Aseguró que “estaremos presentes, como he dicho con anterioridad utilizando toda nuestra flexibilidad. Pero no estamos aquí para eliminar los diferenciales. Esa no es la función o la misión del Banco Central Europeo. Hay otras herramientas para ello y otros actores que ya trabajan con estas cuestiones”.
Las palabras hundieron los mercados europeos, el Ibex 35 sufrió su mayor caída de sus 127 años de existencia y colaboraron para que Wall Street también sufriera su peor jornada en varias décadas. Pese a que se dieron inmediatamente cuenta del error y Lagarde realizó una declaración a la corresponsal en Fráncfort de la CNBC, Annette Weisbach, no sirvió de nada. Ya era tarde.
Ante lo peor, la desconfianza ahora es casi absoluta en las medidas del Banco Central Europeo pese a las ingentes cantidades de dinero que pone a disposición para que no falte liquidez ni a Estados, ni a bancos ni a empresas pequeñas y medianas.
El error fue tan grande que en las páginas del BCE en las que se recoge la transcripción íntegra de la rueda de prensa con la declaración inicial y la respuesta a los periodistas, al final de la transcripción de las palabras del “delito” de Lagarde, se hace una llamada recordando las posteriores precisiones realizadas a través del canal financiero de la cadena norteamericana. Incluso unas horas más tarde, como recogía a última hora del domingo el Financial Times, Christine Lagarde llamó a los miembros de Gobierno del BCE para disculparse.
Hoy Lagarde tendrá de nuevo la oportunidad para disculparse y aclarar a los mercados ante todas las cámaras de todas las televisiones de Europa que el BCE no renuncia a nada. Como es habitual en las reuniones del Eurogrupo y Ecofin está invitada a participar en la reunión.
Haría bien Christine Lagarde si se olvidara ya del complejo que supone tener que continuar la labor de su predecesor. No debería temer a tener que repetir el famoso mensaje al mundo que hizo Draghi, cuando anunció que el Banco Central Europeo tenía instrumentos suficientes para salvar al euro y a la propia Unión Económica y Monetaria y que los utilizarían cuando fuera necesario.
Llama la atención la obsesión de Lagarde para decir lo mismo sin tener que repetir aquellas palabras. Haría bien en observar que a los demás líderes no les importa hacer alusión a la mismas para asegurar que van a hacer todo para salvar el crecimiento y el estado de bienestar de la ciudadanía que ello conlleva. El último ejemplo lo han dado los Jefes de Estado y de Gobierno de la UE tras la reunión del consejo extraordinario convocado por el presidente del Consejo, el Belga Charles Michel.
El propio presidente, Pedro Sánchez aseguró tras el Consejo que “para combatir esta emergencia sanitaria haremos lo que haga falta, donde haga falta y cuando haga falta". Este lunes les corresponde a los ministros de Economía y Finanzas poner letra a la música que anunciaron el pasado jueves los Jefes de Estado y de Gobierno.
Ha llegado la hora de que España concrete cuales van a ser las medidas económicas, porque no todos los miembros del Ejecutivo se han expresado en los mismos términos. La reunión del consejo de ministros para aprobar el estado de alarma se prorrogó mucho más allá de lo previsto por las diferencias entre los postulados de los ministros de Unidas Podemos y los nombrados por la cuota del PSOE.
Será el momento de que Nadia Calviño elabore su nueva percepción de los efectos de la crisis y de las necesarias medidas a adoptar para afrontar el enorme riesgo de entrar en recesión y de una posible despedida masiva de empleados de las empresas, riesgo que ella había minimizado hasta ahora. Incluso hasta el pasado viernes, España es de los que se oponía a un plan de estímulo masivo de la Unión Europea contra los riesgos provocados por el coronavirus.
Pese al error de Lagarde, los responsables económicos europeos harán bien en escuchar la petición de la presidenta del BCE y utilizar la política de gasto del Estado para compensar los riesgos ciertos en los que ya hemos entrado. El premio Nobel de Economía, Paul Krugman advertía en las últimas horas que el riesgo que se afronta en la actualidad es muy superior a todo lo que hemos conocido en el último siglo y medio en el mundo. Curiosamente pedía actuar como hombres de Estado, no como asesores de comunicación.
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