¿Y usted también está satisfecho?

Y usted ¿es de los que está satisfecho con la gestión de la crisis por parte del Gobierno o es un cavernario propagador del odio? Lo digo porque estos días crece en mí un doble e imparable sentimiento de admiración. De un lado, hacia las mujeres y hombres que están dando el mejor de sus esfuerzos para frenar al virus en hospitales, mercados, carreteras, laboratorios, farmacias, cuarteles y en tantos otros sitios, y de otro, sobre los que se han movilizado para frenar en las redes sociales el malestar generado por la vacilante (el juicio no es mío, sino de ese nido de fachorros que es el New York Times) respuesta del gobierno del PSOE y Podemos a esta emergencia. Son los que estos días insisten en que todo va fenomenal y que la actuación de Sánchez y sus ministros es irreprochable, obviando el número creciente de muertos y otras circunstancias propias de carroñeros e indeseables, como dicen ellas y ellos de quien se atreve a disentir del discurso oficial.

Y es que dando por hecho que cuando salgamos de esta situación faltarán calles y plazas para agradecer a todos los profesionales el heroico esfuerzo que están haciendo estos días para salvar vidas, quizás sea injusto olvidar el ímprobo esfuerzo de los palmeros y arrimados de ese club de inútiles con cartera que se reúne en Moncloa, porque hace falta mucho coraje cívico para plantarse a defender algo tan estupefaciente como que el gobierno de Sánchez apruebe un Decreto en Consejo de Ministros, lo anuncie en televisión y que luego no sea capaz de publicarlo porque medio gobierno se está peleando con la otra mitad acerca del contenido. El papel de la prensa amiga ocultando las discrepancias internas del chapucero Gobierno del Abrazo es de los que acabará estudiándose en las escuelas de Periodismo al repasar la historia del servilismo estipendiado. En fin, ya ven que uno prefiere pasar por ser uno de esos cavernarios propagadores del odio antes que tener que leerme con bochorno dentro de unos meses.