Si me permiten un símil futbolístico sobre lo que estamos viviendo, he de decirles que hay quienes han interpretado la crisis del coronavirus desde el primer minuto como un partido contra el Gobierno de España y no como una lucha contra este virus terrible que recorre el mundo.
En estas cuatro semanas que llevamos desde que se decretó el estado de alarma, se han convertido en algo habitual las patadas en las espinillas de Abascal y Casado al Ejecutivo en una táctica en la que le han acompañado sus gobiernos regionales, principalmente, pero también parte de sus representantes locales, que de forma reiterada intentan patear al gobierno de España donde sea, cuando sea y por lo que sea.
Los lances de ese juego sucio, donde en la mayoría de las ocasiones se pasan de frenada, se agolpan en la retina colectiva, como es el caso de las reiteradas acusaciones sobre la falta de previsión de la crisis sanitaria por parte de quienes celebraban mítines con miles de compatriotas en los días previos a las medidas excepcionales o la pretensión del presidente regional de Murcia de cerrar la comunidad cuando ya se había decretado el estado de alarma. Tampoco se nos puede olvidar el plan urdido para malmeter con los autónomos en Madrid o Andalucía, o cómo se ha querido manipular la información para negar una y otra vez la llegada de financiación y material a Andalucía cuando, en realidad, tenían millones a su disposición.
Si el Gobierno de España se muestra optimista con la evolución de la crisis sanitaria, esos mismos se molestan porque se resalten los datos positivos. El caso es ir siempre a la contra, porque han decidido desde el principio que en esta batalla contra el virus no hay punto de encuentro posible con el Gobierno de España. En nada. Ni en los nuevos Pactos de la Moncloa que plantea el presidente Pedro Sánchez, a través de un acuerdo entre todas las fuerzas políticas, agentes económicos y sociales para la reconstrucción de todo lo que esta crisis sanitaria ha roto, ni para nada que lleve a la mutua colaboración de manera leal para ganar entre todos la batalla contra la crisis sanitaria y sus consecuencias.
Las permanentes patadas en las espinillas afortunadamente están tan fuera de lugar en este tiempo de coronavirus que no van a impedir el éxito colectivo de nuestro país. Con nuestro sistema sanitario público a toda maquina desde hace semanas, con las medidas adoptadas por el Gobierno de España y el resto de administraciones y el cumplimiento de las mismas por parte del conjunto de la sociedad, tenemos cada vez más cerca ganarle al virus. A partir de ahí, podremos retomar la normalidad en nuestras vidas, de unas vidas que habrán cambiado para siempre. Seguimos.
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