Los Genoveses está en un entorno tan concreto como privilegiado, y por ello precisamente hay dos normas específicas que delimitan cualquier cosa que pueda hacerse en este lugar. Todo pasa por el Plan de Ordenación de Recursos Naturales (PRON) y el Plan Rector de Uso y Gestión (PRUG), y ambas dependen de la Junta de Andalucía. Exclusivamente de ellos, y el Ayuntamiento de Níjar carece de cualquier posibilidad de actuación, pronunciamiento o decisión sobre cualquier resolución administrativa del procedimiento previo autonómico. Es decir, se trata de algo impuesto, preceptivo y vinculante, así de sencillo, duro e injusto.
Sencillo porque es el parecer particular de un grupo, la línea política que se quiera marcar o imprimir a la dirección de la administración, lo que decide aquello que se pueda acometer o no en el lugar. Es duro porque una sensibilidad ideológica, o la ausencia de ella, puede dejar heridas o cicatrices en espacios naturales tan específicos como el Parque Natural de Cabo de Gata-Níjar. Pero sobre todo lo considero injusto por el hecho de que los ayuntamientos, en casos como éste y pese a ser la primera línea de respuesta hacia el ciudadano, estamos maniatados. Es decir, ellos pueden interpretar a favor o en contra de un caso como el de Genoveses, y tienen toda la libertad del mundo para hacerlo, pero a nosotros nos toca asumir lo que diga ese informe concreto o atenernos a las consecuencias. Pero claro, esas consecuencias son concretas y absolutamente previsibles, porque si te opones a esa diabólica jerarquía normativa incumples la ley, cometes un delito y pones a los nijareños a los pies de una indemnización millonaria.
El problema de los Genoveses no es lo que pueda o no pueda hacerse, porque ese es un suelo no urbanizable especialmente protegido por una legislación específica del Parque Natural de Cabo de Gata Níjar. Se trata de lo que la Junta quiera, permita o acepte que se haga en ese lugar concreto, con ese proyecto específico, porque todo depende de un informe preceptivo vinculante que ellos tienen que emitir, que de hecho han emitido y que ahora se expone a alegaciones de todo tipo. Así estamos en este preciso momento.
Ahora bien, puestos en escena y con todos los focos encendidos, la cuestión está en ser capaces de darle un argumento convincente a esta obra que nos toca representar a todos, y que constantemente deja a los ayuntamientos en el peor lugar.
Como alcaldesa afectada creo que ya está bien de ser nosotros los protagonistas de un guion que ni hemos escrito, ni tenemos posibilidad de modificar. Dicho esto, a ese libreto hay que darle un final claro, conciso y urgente, pero sólo hay una forma de articularlo, y esa es una decisión del director de la obra, que en este momento no es otro que Juan Manuel Moreno Bonilla, presidente de la Junta de Andalucía.
Supongo que la pregunta que todos se harán será del estilo a ‘¿qué margen les queda entonces a los ayuntamientos?’
Pues por ahora sencillamente podemos reivindicar, exigir libertad de acción para poder imprimir sentido común desde la defensa de la autonomía local, pero muy poquito mas. Y repito, los ayuntamientos no podemos ser la primera línea de defensa de los intereses vecinales y, al mismo tiempo, los que menos recursos y autonomía tengamos para responder ante ellos.
Es en la autonomía local donde radica el verdadero problema en casos como Los Genoveses, porque el constante menosprecio de esa libertad nos hace, estoy segura de ello, menos eficientes y más crispados.
Esperanza Pérez Felices es alcaldesa de Níjar
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