"Tenemos que evitar el error fatal de que para defender las convicciones hay que cavar trincheras y utilizar palabras como puños". Así se ha manifestado Pablo Casado ante a dirección nacional del Partido Popular que ayer ratificó los nombramientos de Cuca Gamarra, Ana Pastor y Jose Luis Martinez Almeida. Todos ellos, a partir de ahora, serán las caras más visibles de lo que se ha denominado el nuevo PP de Casado.
Con su discurso, Pablo Casado ha respondido a Cayetana Alvarez Toledo casi punto por punto a las palabras de la ya ex-portavoz en el Congreso. No cabe decir que del discurso de Pablo Casado se pueda deducir un nuevo PP, pero si un nuevo estilo que en política no es un elemento menor: palabras, las necesarias, pero puños, ni uno y será por ahí por donde deban caminar las tres nuevas caras visibles del PP. Los designados están muy lejos del estilo bronco y desagradable y por ello, absolutamente ineficaz.
Ha reclamado el carácter moderado del PP y ha llamado a los suyos a no caer en la trampa de dejarse agobiar porque unos digan que crispan y otros que son la derechita cobarde. "Nosotros a lo nuestro", le ha faltado decir. En su discurso, Pablo Casado ha tenido para todos.
Y ha tenido sobre todo para aquellos que desde distintas posiciones aventuraban una etapa de pactos con el Gobierno. Si ha reiterado su oferta para un gran pacto sanitario ya ofrecido hace meses y al que Pedro Sánchez ha hecho oídos sordos y a partir de ahí ha reivindicado el papel del PP como alternativa al Gobierno de Sánchez.
Casado ha explicado los motivos por los que no puede el PP ser lo que calificado como muleta del Gobierno, pero en mi opinión, se lo podría haber ahorrado por la sencilla razón de que en los planes del Presidente del Gobierno que es el que manda en el PSOE y en el grupo parlamentario, no está el alcanzar pacto alguno con el principal partido de la Oposición.
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