La mentira, como la impostura, forma parte del bagaje de algunos políticos

Jesús Eguiguren, presidente del Partido Socialista de Euskadi, ha dejado con el culo al aire a cuantos en el Gobierno se han tirado meses y meses negando que el Ejecutivo mantuvieran abierta una vía de contacto con la dirección de ETA. El propio Eguiguren, doblado de correo del Zar, cuenta en un libro que saldrá estos días cómo, cuándo, dónde, con quién y cuántas veces se reunieron los enviados del Gobierno con los etarras. Aunque negado cien veces, no era un secreto que con una determinación rayana en la obscenidad, los contactos con la banda prosiguieron pese al atentado mortal de la T4 en Barajas. La mentira, como la impostura, forma parte del bagaje de algunos políticos. En ese sentido, las revelaciones de Eguiguren no constituyen una sorpresa, aunque, dada la biografía de alguno de los personajes de este retablo, la cosa se presta a la ironía. Me viene a la cabeza aquella enfática declaración de Alfredo Pérez Rubalcaba en ocasión de los atentados del 11 M: "España se merece un Gobierno que no mienta a los españoles". ¡Que sarcasmo! El mismo ciudadano que aseguró en el Congreso que tras los asesinatos de la T-4 "el proceso estaba roto, liquidado y acabado". O el Rodríguez Zapatero que tras la bomba de Barajas dijo haber ordenado "suspender todas las iniciativas para desarrollar el diálogo". Visto lo que cuenta Eguiguren, tengo para mí que todos estos señores, antes de abandonar el escenario, nos deben una explicación. Y disculpas, por habernos mentido.