Ciudadanos y la rana

Luis del Val
07:00 • 11 sept. 2020

El partido Ciudadanos, que naciera de la base de la sociedad civil catalana -harta del sofocante afán totalitario de los secesionistas, y que tantas esperanzas suscitó- ha ido cambiando de líder, y rebajando sus expectativas, hasta el punto de que se encuentra como la rana en la época medieval, que suscitó grandes debates ideológicos, sobre si podía consumirse durante la abstinencia de la Cuaresma, según se considerara que era carne o que era pescado.


A Ciudadanos le sucede como a aquél reloj de pulsera, alabado por unos, denostado por otros, y cuyo propietario, al ser preguntado por un amigo si era bueno el reloj, le contestó: “Tiene días”.

Hay jornadas en que Ciudadanos parece un buey de las praderas, y otros en los que no se sabe bien si es un tiburón o es una trucha. Tiene días.



Ahora, en medio de este caos existente y de la ruina económica, presente y futura, parece que están muy entretenidos en romper su apoyo al PP en la Comunidad de Madrid, con objeto de presidir ellos mismo o el PSOE. El momento no puede ser mejor. Con la hostelería abatida, la segunda ola sin neutralizar, el interrogante de qué sucederá en los colegios con los niños, la vacuna del covid-19 en el aire, y la llegada de la gripe común a un mes de visitarnos, Ciudadanos, por fin, se preocupa de los problemas que agobian a los ciudadanos madrileños: un cambio en la presidencia.


Esto puede repetirse en Andalucía, y en otras comunidades y, contra la opinión de muchos, creo que es lo mejor que le podría suceder al PP y al PSOE, porque en las próximas elecciones Ciudadanos desaparecería, y sus votos volverían a una de las dos formaciones; los carnívoros volverían a su menú habitual, y los amantes del pescado al suyo, con lo que, sin la existencia de la rana, se terminarían las dudas dialécticas.



Tirar por la calle de en medio siempre es seductor. Y doña Inés, que no don Juan, tiene la última palabra.




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