Los centros educativos venimos detectando, cada vez con más frecuencia, nuevas formas de acoso a través de las Nuevas Tecnologías de la Información y Comunicación.
Especialmente preocupante es la situación de los menores (1 de cada 4 casos de acoso escolar es ciberacoso e incluso, a partir de los 13 años, 1 de cada 3). Para documentarme, como profesional de la educación, me puse en contacto con la profesora Titular de Derecho Penal de la UAL, Fátima Pérez Ferrer. La citada experta me arrojó luz sobre un problema creciente especialmente en la adolescencia. La información aportada por Fátima fue clarificadora pues me llevó a conocer mejor estas nuevas maneras de acosar por medio de las redes con sus dramáticas consecuencias.
Aconsejo a los Equipos Directivos de los Colegios de Primaria (5º y 6º fundamentalmente) y de los Institutos (ESO) que intensifiquen la información a educadores y padres para trabajar con mayor conocimiento. La mencionada profesora de Derecho Penal me reveló datos muy significativos e hizo hincapié en la aparente impunidad que facilita el anonimato y la distancia en las redes sociales (Instagram, Facebook, twitter), chats, foros, servicios de mensajería instantánea (Messenger) o mensajes vía bluetooth, entre otros. (Utilización de perfiles falsos, manipulación de imágenes, robo de contraseñas…). La plataforma más utilizada es WhatsApp (81%). Las nuevas tecnologías traen consigo una altísima potencialidad como medio para la comisión de delitos (viralización y permanencia de los contenidos). Hemos de evitar subir cierta información: fotografías o videos que muestren detalles personales porque en Internet no todo el mundo es quien dice ser. Como me transmitía la profesora de penal, “cualquier imagen de un menor en actitud sexual es pornografía infantil.
Tenerla, ya es delito; pero enviarla, es todavía peor”. Antes de finalizar mi entrevista con Fátima, le pedí que me diera unos consejos relacionados con la buena educación digital para acceder a las redes sin riesgos y ella me habló de la importancia de vigilar los lugares de uso y limitar los horarios además de usar filtros y herramientas de control digital, configuraciones de privacidad, bloquear y eliminar contactos… Padres y educadores tenemos una gran responsabilidad en este tema que muchas veces nos supera e incluso, en cierta o gran medida, desconocemos. Por eso, es muy necesario un abordaje interdisciplinar (educadores, psicólogos y juristas) ya que detectar y prevenir es fundamental. Debemos estar atentos a los cambios de conducta, hábitos de sueño, alimentación, aislamiento, apatía, dolores de cabeza… que podamos visibilizar en nuestros chicos y chicas. Todos los niños y niñas han de ser educados en un ambiente seguro.
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