En torno a la cuarta parte de los estudiantes que participaron en el botellón multitudinario que se montó en la azotea del Colegio Mayor Galileo Galilei, de Valencia, y que ha provocado un contagio masivo de Covid-19, cursa Ciencias de la Salud. Mucho tendrán que estudiar esas criaturas si quieren dejar de ser algún día lo botarates, por no decir otra cosa, que han demostrado ser.
La Universidad Politécnica de Valencia, donde la mayoría de los festeros contagiados cursan sus estudios, ha tenido que echar el cierre, dejando sin sus clases a unos 25.000 alumnos, y todo porque un par de centenares de pavos y pavas sin materia gris ninguna se juntaron, por supuesto que sin mascarillas y sin distancia alguna entre ellos, para dar botes y ponerse tibios en esa “fiesta ibicenca” de la azotea del Galileo Galilei. Poco seso, ninguno, demostraron tener esos estudiantes que, por serlo, deberían acreditar tener alguno, pero tampoco anduvo muy sobrada de él la dirección del establecimiento, responsable y tutora de la seguridad de sus pupilos, que permitió o no acertó a impedir semejante aquelarre del coronavirus.
Son varias decenas ya los positivos por Covid detectados en esa tropa de futuros médicos/as y enfermeras/os que han proclamado con sus actos ser indignos de cuidar mañana de la salud de sus semejantes, pero sin esperar a ese mañana, ya hoy mismo su estupidez está causando estragos: a las decenas de miles de compañeros sin clases por culpa de su fiestecita ibicenca, hay que añadir la enorme porción de virus que han puesto en circulación por Valencia y alrededores, y la suspensión de las prácticas que muchos de ellos realizaban en hospitales y centros sanitarios, que si andaban escasos de personal, hoy lo están más para mayor perjuicio de aquellos a los que la pandemia ha derribado.
Si esto lo hacen estudiantes, a quienes se les supone un mínimo de conocimiento e instrucción, ¿qué no estarán haciendo los ígnaros o los marginales en pos de llegar pronto al millón de contagios y a los 50.000 muertos? Por el seguimiento que se está haciendo a los infectados del Galileo Galilei, se infiere que la inmensa mayoría son asintomáticos. Pero no lo son: bien visibles en ellos, en sus actos, están los síntomas del egoísmo y del desprecio a los demás. Así y todo, una buena parte de ellos estudia (es un decir) diferentes grados o ramas de Ciencias de la Salud.
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