La frase se la atribuyen al genial Groucho Marx: “Estos son mis principios pero si no le gustan tengo otros....” Pues algo así parece pensar el Presidente Pedro Sánchez sobre la ley, cuando no le gusta o no quiere cumplir con la ley no tiene problema, inmediatamente pone en marcha otra de recambio.
Y eso es lo que va a pasar con la legislación que regula la elección de los miembros del Consejo General del Poder Judicial, como la actual el señor Sánchez cree que no se ajusta a sus intereses pues la cambia y asunto terminado. Soslayar la Constitución es para él “pecata minuta”.
Así que tal y como habían anunciado, el PSOE y Podemos han registrado en el Congreso la reforma de la Ley Orgánica del Poder Judicial que tiene un único fin que es pasar de los hasta ahora necesarios tres quintos de los diputados para llevar a cabo la renovación de este órgano.
La máquina de la propaganda gubernamental es eficaz y desde hace tiempo señala al PP como el gran culpable. Los populares no quieren pasar por el aro de la renovación que propone el Gobierno lo que ha llevado a que el actual Consejo General del Poder Judicial no haya sido renovado.
Sin duda el PP tiene su cuota de responsabilidad en la situación a la que se ha llegado pero no es menor la del Gobierno Sánchez cuya política de acuerdos es muy simple: o usted hace lo que yo propongo o no hay nada que negociar.
Y así por unos y por otros cada vez se va agrandando la crisis institucional que golpea nuestro país y que está provocando que analistas y publicaciones de fuera de nuestras fronteras tachen, de manera intencionada, a España como un Estado fallido, término que como pueden imaginar provoca la mayor alegría a los grupos independentistas. Pero yendo al fondo de la cuestión resulta perturbador que el PSOE y Podemos puedan llevar a cabo el despropósito de orillar la Constitución para elegir un Consejo General del Poder Judicial mas cercano a sus intereses.
No digo que no sea necesaria una reflexión para llevar a cabo una reforma del actual método de elección de los miembros del Consejo General del Poder Judicial, pero esa reforma debe de hacerse con el consenso de la mayoría de las fuerzas parlamentarias y por tanto es imprescindible el concurso del PP.
A Pablo Casado se le puede reprochar todo lo que se quiera por poner piedras en el camino de la renovación pero al Presidente del Gobierno hay que reprocharle que de manera torticera pretenda modificar una Ley Orgánica para elegir un Consejo del Poder Judicial “ad hoc” a sus intereses. ¡Que fuerte!.
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