El fin no justifica los medios a menos que uno ande ligero de ética y si me apuran hasta de vergüenza. Por eso resulta sorprendente escuchar al Presidente Sánchez y a sus ministros defender sin rubor que lo importante es que se aprueben los Presupuestos Generales y no quién los aprueba.
Sí, ERC y Bildu están en el Parlamento porque han obtenido representación parlamentaria en unas elecciones democráticas. Otra cosa es su grado de compromiso con la democracia. Desde Bildu Arnaldo Otegui lo ha dejado claro: aprueban los Presupuestos para que sea posible una República vasca. Y para qué desgranar las lindezas que vienen diciendo los dirigentes de ERC que van de perdonavidas y que naturalmente su único objetivo es la independencia de Cataluña. Claro que, según Pablo Iglesias, Bildu ha llevado a cabo un “recorrido ético” mientras que el PP y VOX no lo han hecho. De Vox no diré nada, pero hay que tener mucho cuajo para acusar al PP de reivindicar el franquismo.
Lo cierto es que Pedro Sánchez podría haber buscado el apoyo de otros grupos parlamentarios, pero su vicepresidente, Pablo Iglesias, no se lo habría tolerado. Iglesias lo venía diciendo, nada de pactar con Ciudadanos.
Así que para Sánchez estar en la Moncloa bien valen los votos de dos partidos que quieren acabar con nuestro Estado constitucional.
Eso sí, tanto a Sánchez como a los suyos les molesta cada vez que Felipe González y otros ex dirigentes socialistas dicen en voz alta lo que piensa. En el caso de González, intentan ignorarlo, despreciarle, pero no alcanzan a callarle, por mucho que Adriana Lastra haya dicho esa gran estupidez de que ahora les toca a los de su generación mandar. Supongo que ha dicho lo que ha dicho porque no da para más. Tampoco el ex presidente Zapatero ha estado muy fino secundando a Lastra al decir que Sánchez hará bien en no escuchar ni a González ni a Guerra. Claro que Rodríguez Zapatero tiene un frente abierto contra Felipe González. Mientras Felipe González defiende la democracia en Venezuela y en todos el mundo, Rodríguez Zapatero defiende a Maduro y compañía que no destacan precisamente por ser demócratas y que tienen a su país en un puño.
Pero vuelvo al principio de ahí que, en mi opinión, ni siquiera lo más importante es la falta de consistencia política de los que ahora mandan sino que, siguiendo la estela del gran Groucho Marx, ellos dicen tener unos principios pero cuando no les sirven los cambian sin pestañear. Es decir el fin, sus fines, justifican los medios que utilizan.
La verdad es que cuesta creer que cuanto hace este Gobierno es por el bien de los ciudadanos, más parece que cuanto hacen es por seguir ellos mandando y que los ciudadanos les traen al pairo.
De este Gobierno es la responsabilidad de provocar una división permanente en la sociedad. Todo aquel que mantiene una discrepancia o se atreve a criticarlos inmediatamente es tachado de fascista. Utilizan el calificativo con la ligereza de los que saben que no están diciendo la verdad pero que tratan de destruir al contrario con palabras tan gruesas como misiles. En realidad tratan de amedrentar a los oponentes. De manera que los buenos ciudadanos son los que apoyan la coalición gubernamental y malos ciudadanos los que les critican.
El único consuelo es que también este Gobierno pasará, eso seguro, el problema es la herencia que van a dejarnos.
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