La amenaza de las grúas en Cabo de Gata

Antonio Hermosa
07:00 • 23 dic. 2020

93 hectáreas de suelo urbanizable suman los núcleos del Parque Natural Cabo de Gata.-Níjar, gracias al desarrollo urbanístico dictado por el Plan de Ordenación de los Recursos Naturales aprobado en 2008 y que ha permanecido paralizado cautelarmente durante estos 12 años, por el recurso presentado en su día por Amigos del Parque Natural Cabo de gata-Níjar y que finalmente, después de muchos recursos ha desestimado el Tribunal Supremo, condenando a esta asociación a pagar las costas judiciales que ascienden a casi cinco mil euros.


Que nadie se asuste si a partir de ahora empieza de nuevo a ver muchas grúas y obras, porque ante la falta de impedimentos, entramos en un periodo de rápido, libre y fácil desarrollo de estas parcelas urbanas que provocará la satisfacción de los ayuntamientos que van a comenzar a ingresar las tasas y los impuestos derivados de las licencias de obras, además de recaudar más por el Impuesto de Bienes Inmuebles de viviendas y zonas comerciales. También se van a beneficiar los propietarios de los terrenos y los promotores inmobiliarios, porque van a ver ampliado su nivel de negocio y de ingresos. 


Pero los mayores perjudicados son el medio ambiente y el interés general, debido a la presión y la masificación que va a experimentar el Parque Natural. Asfalto, cemento y ladrillo cubrirán ampliar áreas de este espacio natural, alterando el paisaje y eliminando gran parte del encanto de estos pequeños núcleos. Además, todo apunta a que se aumentará el consumo de agua, de luz y, como muestra la experiencia, se ofrecerán peores servicios públicos, que ya están desbordados durante los meses de verano. 



Y como muestra un botón. Vamos a analizar y comparar el número de habitantes y el de vivienda que existen en estas poblaciones, la superficie urbana que tienen para hacernos una idea de lo que va a suponer la política de desarrollo que se ha puesto en ese Plan de Ordenación de los Recursos Naturales de este parque declarado Reserva de la Biosfera por la UESCO. En Agua Amarga hay 376 habitantes y 691 viviendas, con una superficie urbana de casi 37 hectáreas y 20 libres para construir, el 53 por ciento de su espacio urbano.


En Fernán Pérez viven 192 personas y hay 126 casas. Ocupa nueve hectáreas de las que cuatro están vacías, también representan un 50 por ciento. En Las Negras hay 373 habitantes para 762 residencias en 66 hectáreas, de las que casi 13 están libres. Aquí queda por construir un 19 por ciento. Las Hortichuelas aloja a 74 vecinos en 118 viviendas, con una superficie de siete hectáreas y media y cuatro por edificar. Como en Agua Amarga y Fernán Pérez, hay un 50 por ciento de terreno listo para su desarrollo.



En el Pozo de Los Frailes habitan 517 personas en 303 pisos y chalets. Tiene 14 hectáreas de las que cinco permanecen vacías y un 35 por ciento de superficie está sin construir. Rodalquilar cuenta con 171 vecinos, 339 casas, 14 hectáreas y media, de las que casi seis se pueden desarrollar, lo que representa el 40 por ciento del total. En Cabo de Gata, hay 1673 habitantes para 1965 viviendas. Ocupa 54 hectáreas, de las que 23 siguen libres, y suponen el 41 por ciento de todo su espacio. Pujaire tiene 97 personas, 69 casas, ocupa cuatro hectáreas y media y tres están sin construir. Aquí la superificie libre asciende al 69 por ciento. Por último, en San José residen 887 vecinos para 1979 viviendas. Ocupa casi 89 hectáreas, con 17 que solo son terrenos, lo que supone el 19 por ciento del total.


Hoy en día, este crecimiento urbanístico va a estar sujeto a la situación económica actual. La crisis generada por la pandemia del coronarivus impedirá, de momento, que exista un elevado interés inversor para adquirir nuevas viviendas en un lugar tan atractivo como es este parque natural. Pero al extender las zonas donde se puede construir, se abre la veda para incrementar un desarrollismo que está reñido con la protección del medio ambiente. 




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