Hace años que no la veía y de repente la he vuelto a encontrar en las páginas de un periódico, El Mundo.
Y por la entrevista me entero que ella, Lydia Cacho una de las mejores periodistas del mundo( y no exageró cuando escribo del “mundo”) además de reconocida escritora, está pendiente de que un buen día nuestro Gobierno tenga a bien concederle la nacionalidad española.
Verán, Lydia Cacho es una mujer tan brava como inteligente, tan sensible como indomable, tan generosa como incorruptible
Les contaré más, Lydia Cacho es mejicana, feminista, y lleva años jugándose la vida denunciando la corrupción en su país, y en otros muchos países, investigando los cárteles, la trata de mujeres y de niños. Y ha pagado un precio altísimo por su independencia por no someterse a chantajes ni mucho menos a conchaveos con el Poder.
Apúntense estas dos frases de la entrevista en El Mundo:” No vine a este oficio para caerle bien a nadie”. Y esta otra “El periodismo trabaja desde el contrapoder”. Ambas frases resumen cómo se las gasta esta mujer que se enfrenta a los poderosos sabiendo que al hacerlo se juega la vida.
Hace unos años, asaltaron su casa, la secuestraron y la torturaron. Está viva de milagro.
Se vino a vivir a España consciente de que no podía seguir tentando a la suerte, porque su casa sufrió otro asalto y quienes lo hicieron, mataron a sus perros.
Supongo que no se acordará, pero nos conocimos hace unos cuantos años en Méjico, durante la Feria del Libro de Guadalajara. Quedamos para almorzar y a mí me pareció que sería más cómodo hacerlo en el hotel donde ambas nos alojabamos al igual que la mayoría de escritores que acudían a la Feria.
Nos encontramos en el hall y cuando le sugerí que podíamos almorzar en el restaurante y ella sin dudarlo me dijo que no. Cuando le pregunté por qué ese “no” tan rotundo me cogió del brazo y me llevó hasta la puerta del restaurante.
Mira....¿las ves?”. Si, las vi. Las camareras con un sujetador y un faldita corta servían las mesas aguantando miradas, comentarios y alguna que otra mano larga.
“Me parece indignante que las obliguen a estar medio desnudas. Ya he presentado no sé cuántas quejas a la dirección del hotel. Estas mujeres se ven obligadas a estar así por tener un trabajo. Yo no voy a comer aquí”.
Así que nos fuimos y yo desde entonces, cada vez que he ido a la Feria de Guadalajara no he pisado el restaurante de ese hotel.
Lydia Cacho es una feminista reconocida, una mujer que se ha jugado la vida por defender las vidas y la dignidad de otras mujeres.
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