Brecha social y amiguismo

Enrique Arias Vega
07:00 • 01 feb. 2021

Todos los expertos coinciden que en los últimos años, y más desde la pandemia, ha crecido la brecha social entre los ciudadanos. O sea, que la distancia económica, cultural y de oportunidades entre unos y otros ha aumentado en gran medida.

No siempre ha sido así, en una sociedad en la que la vocación igualitaria fue nivelando esa diferencia en décadas pasadas, en las que los ricos de nueva generación superaban ya a las familias tradicionales gracias al desarrollo tecnológico.

Pero ahora la brecha ha vuelto a dispararse merced a los recortes salariales, ERES, ERTES, teletrabajo diferenciador entre quienes poseen ciertas habilidades profesionales y quienes no y acceso a una mejor o peor educación.



Los que menos padecen de retraso laboral y social, ahora y antes, son aquéllos que pueden beneficiarse del enchufe, es decir, que quien tiene un amigo tiene un tesoro, al menos laboralmente hablando.

Aunque los amigos influyentes, los que tienen capacidad de colocación, no crecen en los árboles y hay que saber buscarlos. Hace muchos años conocí en República Dominicana a una pareja de emigrantes españoles que vivía modestamente de su trabajo en una refresquería. “Eso sí —me dijo el varón—, todos nuestros ahorros son para que nuestra hija estudie en un colegio en Suiza: allí conocerá a niños importantes que podrán ayudarla el día de mañana”.



Donde esa proximidad resulta menos complicada, no obstante, es en el mundo de la política. Ya hace años, el secretario general de un partido cuando llegó al poder colocó al matrimonio que hacía de canguro de sus hijos en sendos puestos de máximo nivel.

Así se explica el número de asesores de los políticos que, sin saber dar un palo al agua, no tienen problemas de desempleo, brecha salarial y otras gárgaras. Para eso están los amigos, qué caramba.   




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