Caminar ahora por El Ejido, poco tiene que ver con hacerlo hace cincuenta años. Nuestros padres y abuelos, supieron trabajar la tierra y aprovechar muy bien los recursos escasos que teníamos. Con su tesón y entrega, lograron crear uno de los lugares agrícolas más importantes de Europa. Las nuevas generaciones debemos hacer memoria y recordar, en plena pandemia, más que nunca, cuáles son nuestras raíces. Porque hacer memoria coincide con descubrir quiénes somos. Y eso, el cine lo sabe muy bien, y nos lo lleva diciendo muchos años. Películas como “Titanic”, “Una historia verdadera”, “Coco”, “Arrugas”, “Cocoon”, “Los puentes de Madison” o “Las uvas de la Ira”, son grandes ejemplos de cómo nuestros mayores fueron jóvenes como nosotros, y son hoy una inagotable biblioteca de sabiduría.
Recientemente se ha estrenado una película en esta línea que, además, puede ser una de las mejores del año. Se titula “La excavación” y puede verse en Netflix. Ambientada en el año 1939, nos cuenta la relación entre la terrateniente Edith Pretty y Basil Browm, el excavador de Sutton Hoo (Inglaterra). La película nos narra el descubrimiento de unos yacimientos funerarios de la Edad Media, mientras el mundo se preparaba para la segunda guerra mundial.
Una gran dirección y grandes actores, Carey Mulligan y Ralph Finnes (“El paciente inglés”), conforman una hermosa película cargada de significado, no solo para Gran Bretaña, sino para todos nosotros. La esposa del protagonista lo resume muy bien: “saber de donde procedemos es algo que las nuevas generaciones necesitan conocer. Y eso, es algo que durará mucho más que cualquier guerra”. Este amor y ternura hacia la tradición, desde la arqueología, llega a nuestras casas (Netflix), mientras la Covid-19 también marca nuestra historia. Por eso, películas como ésta pueden ayudarnos a recuperar cierta perspectiva sobre nuestra historia.
En definitiva, grandes actores y diálogos precisos que, junto a un montaje inteligente y una dirección notable, conforman una de las películas más interesantes del año. Eso sí, el tono contemplativo de la película quizás aleje a un público más juvenil. Aún así, no se la pierdan.
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