Expreso nocturno a Barcelona

Javier Adolfo Iglesias
21:07 • 17 feb. 2021 / actualizado a las 07:00 • 18 feb. 2021

Recordemos el viejo expreso a Barcelona, aquel que unía en un abrazo a las muchas familias de Almería con sus parientes de la emigración en Cataluña, hermanos e hijas que  habían echado raíces en una tierra con más industria y prosperidad que la nuestra. Mis abuelos maternos tenían allí dos hermanos, uno cada uno. Además, para sacar adelante a su familia mi abuelo Adolfo acudía cada año a las minas de Suria entre temporada y temporada de helados.  Aquel oscuro y largo convoy sobre raíles tardaba casi un día en llegar a su destino. Paraba en Linares-Baeza, entonces una estación boyante. 


En Linares, una ciudad que ya no vive del tren, ocurrió hace días un repudiable acto de violencia protagonizado por dos policías fuera de servicio. A las pocas horas decenas de vecinos salieron a incendiar las calles, -dicen-, para pedir justicia.  


Esos linarenses alborotadores no tuvieron la paciencia que solían mantener los viajeros de aquel expreso que paraban en su estación. Seguramente han creído arrogantes que su presencia vandálica en la calle servía de algo para hacer justicia, ignorando que los dos detenidos estaban ya en manos de un juez.



Si aquel expreso nocturno a Barcelona pasara hoy por Lleida, comprobaríamos que al igual que en Linares, las hordas bárbaras amenazan también la civilización en las calles. Lo de menos es el motivo, a linarenses y leridanos les une la misma ignorancia. 


Horas antes, un rapsoda urbano más malo que Asurancetúrix había retado a la justicia, a la ley, que es lo mismo que decir, a la democracia. El final era el esperado y el tal Hasél ya está en la cárcel, a donde lo había condenado la justicia por meter bombas cada dos ripios y animar a la muerte de todo aquel que le cayera mal. 



Estoy en contra de una ley que haga mártir de la libertad de expresión a este bardo sin talento, que es tanto como considerar a Chichiolina novicia del convento. Pero esto es lo normal en un país que hizo vicepresidente a otro rapero. Lo terrible no es que este mediocre Hasél viva su particular ‘La isla de la Rebeldía’ con el narcisismo propio de cualquier ‘reality’, lo peor es que algunos políticos y periodistas lo tomen en serio. 


Seguimos en el expreso y finalmente llegamos a Barcelona, la capital catalana, donde esta semana se han celebrado sus elecciones autonómicas. El resultado ha sido horrible. Illa ha ganado virtualmente, para nada, en un espejismo como la gobernanza de Sánchez. Peor aún es que VOX se convierta en la perfecta excusa reactiva de quienes volverán a gobernar Cataluña, los mismos políticos independentistas que pusieron esta tierra maravillosa al borde del desastre en 2017. Volverán a lanzar a sus jóvenes a quemar las calles y a sus abuelos a interponerse con los policías, usando mentiras una y otra vez. 



En Linares, en Lleida, en toda Cataluña arden las calles, volverán a arder. La única solución ante esto es la ley, perseverar en ella, convencidos de que la democracia es el mejor destino. Ante este panorama que se avecina de nuevo a Cataluña hay que recordar la paciencia que tenían nuestros ancestros en hacer ese interminable viaje entre Almería y Barcelona.


Mi abuela Sacramento hizo uno así con una de sus hijas con destino a Tarrasa para encontrarse con su hermana Herminia. Cuando llegaron a la enorme ciudad barcelonesa, mi tía le pidió a mi abuela que sacara la nota con la dirección de su hermana. Mi abuela se dio cuenta de que la había olvidado en Almería. Ante la repentina desesperación de su hija, mi abuela enseguida la tranquilizó: 


- “No te preocupes, espera, voy a preguntar. Mira aquel, parece de Gérgal...¡Buen hombre, ¿sabe usted donde vive Herminia, que es de Gérgal y tal...?”


No pasaron unos minutos cuando mi abuela estaba besando y abrazando a su hermana Herminia que había emigrado para siempre en Cataluña


Este nuevo viaje social será tan duro y pesado como el de aquel expreso nocturno a Barcelona. No nos queda otra que paciencia y perseverancia en la ley. Y un gran golpe de suerte como tuvo mi abuela.


Temas relacionados

para ti

en destaque