El cine nos recuerda que la batalla más hermosa es la cotidiana

Carlos Aguilera
07:00 • 01 mar. 2021

Hay batallas inevitables en la vida. Una de ellas es afrontar la vejez, a todos nos llega. Este año de pandemia hemos tenido mucho más presentes que nunca a nuestros mayores; gracias a Dios, ya vacunados. Otra batalla vital ineludible es la experiencia del dolor, de sufrir. Ni los padres más poderosos del mundo pueden evitárselo a sus hijos. Películas como “El curioso caso de Benjamin Button”(2008), “Coco”(2017), “Cocoon”(1985) o “Up”(2009), nos muestran el misterio del paso del tiempo, la aceptación de hacerse viejo, del perdón o del amor. 

 

Pero hay una batalla muy actual, que vale la pena rescatar en estos tiempos de cuaresma y pandemia: la batalla de aprender a quedarse en silencio, para encontrar la “paz interior”. Aprender a meditar, a hacer oración o a conectar con el Universo cósmico. Más allá de religiones o creencias, existe un ruido interior que precisa de nuestra atención; al menos, para decirle “querida inquietud, ¿sabes a quién me he encontrado?”.



 

Películas como “Rocky Balboa”(1976), “El luchador”(2008) o “Cinderella Man”(2005) nos recuerdan que la vida es un combate siempre, y que la alegría y la felicidad precisan también de sudor y sacrificio. El arte, también el cine, es un gran aliado porque nos preparan, nos entrena y nos recuerda, que no hay batalla más hermosa que la cotidiana. 



 

El nuevo mundo forjado por la Covid-19 nos ha empujado a cambios inesperados. Uno de ellos, es el reto de la convivencia y otro es la necesidad de aprender a estar “en calma” con nuestro mundo interior, para poder descubrir la vida. Ahora, mientras llegan las vacunas, se dan más paseos que nunca, se valora más el poder hacer deporte. El confinamiento nos ha hecho añorar el contacto con la naturaleza. Como dice Eckhart Tolle en su libro “El Poder del Ahora”, la muerte te desnuda de todo lo que no eres tú. Por otro lado, las altas esferas europeas nos hablan ahora de un “Nuevo Reinicio”; de tomar ciertas medidas para evitar catástrofes futuras. Sin embargo, no hay reinicio más potente que el que se produce dentro de cada uno de nosotros. Es tiempo de respirar hondo y mantenerse muy atento para renovarse, reiniciarse o reencontrarse. Ánimo y adelante.  




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