Hemos vivido el primer 28-F en pandemia, el dia en el que los almerienses, junto a los jienenses, dijimos al resto de Andalucía que eramos distintos. De esto sabía mucho y escribió bastante Fausto Romero-Mihura, añorado abogado, profesor y columnista de estas páginas de LA VOZ.
No creo en las identidades culturales ni territoriales, ni siquiera en una supuesta identidad del aficionado a los Beatles pero el ‘almeriensismo’ me sube como el colesterol cuando veo por la ventana nuestro perenne sol y atiendo por la tele al parte meteorológico del día siguiente.
Veo todas las cadenas pero especialmente TVE, no se si por añoranza de Mariano Medina o porque su pronóstico es el más detallado. Comienza por Galicia, por donde entra el viruje atlántico con aroma de bacalao islandés. Ya iniciado el relato de nubes y soles, éste continúa de izquierda a derecha en el mapa: se pasa de la franja cantábrica a Navarra, sigue por Aragón hasta Cataluña.
Los Toharía de hoy comienzan entonces a bajar el Mediterráneo, destacando la bondad de la costa del Mare Nostrum. Aparecen con detalle nombres de capitales y ciudades en cada provincia.
El hombre y la mujer del tiempo de turno llegan a Murcia y entonces se entreve el contorno de Almería blanco, la provincia vacía, sin nombres, pese a los pocos metros que separan Pulpí de Aguilas.
Y cuando sabemos que el mismo sol de Aguilas y Lorca calienta las cercanas Pulpí, Huércal-Overa y Vera los señores del tiempo dan un enorme salto pirueta en el mapa hasta el frío de León, Burgos y toda Castilla-León. ¡Almería ha desaparecido de repente del Mediterráneo!
Comienza entonces desde el norte una segunda ronda viajera del pronóstico meteorológico, pero esta vez el recorrido cae a plomo de norte a sur. Así también lo hace el nervioso Roberto Brasero en Antena 3.
Así no se mueven en realidad las borrascas ni los anticiclones, ni las nubes ni el viento pero por alguna razón los responsables del tiempo van bajando por el mapa desde Castilla León y Madrid a Extremadura y Castilla-La Mancha. Y de ésta caen en vertical sobre Andalucía, como si esta fuera una, ancha, y altiva en lo climatológico.
El pronóstico televisivo del tiempo llega a Andalucía como hace el AVE, desde Madrid hasta Sevilla. De esta forma se da una imagen falseada del clima de la región. Es otra versión uniformadora y simplista como ocurre con el dialecto andaluz o los bailes regionales.
Al hablar del ‘clima de Andalucía’ y hacerlo así, llegando de norte a sur, destacan las marismas atlánticas y las serranías mucho más que el alejado Mediterráneo que se había interrumpido en Murcia. Y encima, el Montes de Oca de turno se coloca a la derecha para que se vea bien el Guadalquivir y sus torres de Hércules. ¡El culo del hombre del tiempo tapa el Cabo de Gata!
“Almería no nos va a fastidiar el clima de la ‘Andalucía, Andalucía”, pensará alguien. De esta manera, Sevilla va a tener asegurado el contraste climático con Burgos, sin duda. Si toda Andalucía está nublada y tendrá lluvia, ¿qué importa citar Almería donde lucirá el sol? ¡Es solo una esquinita lejana de Sevilla! ¿Por qué no se llega a Andalucía en el mapa desde Almería?
Almería sigue desaparecida para los hombres y las mujeres del tiempo porque se hace un deformante relato autonómico del clima ibérico. Almería está ahí anónima bajo distintos pseudónimos: el “Mediterráneo oriental, el sureste, más al sur, el levante y Andalucía oriental”.
No nos llegan las borrascas del noroeste desde Galicia y Portugal porque se van desinflando a su paso por la ancha Castilla y tampoco (he vivido un año en Jerez y lo se) el húmedo correntín diario que por Huelva y Cádiz entra hasta el Valle del Guadalquivir pero eso no se transmite en el parte meteorológico diario y nacional.
Este 28-F climático nos obvia como hicieron en 1980 en lo político; meten Almería con calzador en una Andalucía climátológica que no existe. Menos mal que nos queda Canal Sur y con ella, sí, con ella existimos.
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