Pedro Calvo Hernando
23:36 • 03 ene. 2012
Nunca se había conocido en democracia un desgaste y un desprestigio tan vertiginosos de un nuevo Gobierno. La sensación o la sospecha de que había un programa oculto del PP era pública y notoria, es verdad. Pero nunca pensamos que sucedería lo que acaba de suceder: que los listos de siempre no aseguren lo contrario. Porque lo que acaba de ocurrir con las decisiones del Consejo de Ministros de Rajoy es un escándalo de tales proporciones que no podrá pasar desapercibido ni para los más fanáticos votantes.
Todavía me acuerdo de las risas despreciativas con las que acogían las promesas socialistas de subir algunos impuestos. La bajada lineal de impuestos era el corazón programático y filosófico del PP durante estos años de crisis, y así hasta las vísperas de esa reunión decisoria del Gobierno. Buscaron un pretexto ridículo para decidir lo que siempre habían combatido, lo que habían afeado al anterior Gobierno.
Además de la mayor subida del IRPF desde 1983, asistimos al más drástico abanico de recortes de la historia de la democracia, ellos, que vilipendiaban al anterior Gobierno por recortes que ahora se parecen juegos de niños. Se han tomado las decisiones más mortales para el equilibrio y la justicia sociales, para el desarrollo de los servicios sociales, los estímulos al crecimiento, la innovación, la investigación y el resto de las facetas que habrían debido contribuir a la salida de la crisis. No hay palabras para calificar tales medidas, que dejan muy pequeñas a las que todos criticamos con muchísima razón cuando el Gobierno de Zapatero las tomaba. El Gobierno de Rajoy nos ha mentido más que cualquier otro y ha hecho ya méritos, cuando acaba de nacer, para disolverse vertiginosamente. Lo escribo con sentimiento, pocos días después de expresar mis deseos de que los de Rajoy acertaran en beneficio de todos.
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