Nunca tantos se han unido para lograr un objetivo común, en este caso “echar” a Isabel Ayuso de la presidencia de la Comunidad de Madrid. Y escribo “echar” porque es la palabra que usan podemitas, socialistas y errejonistas. El nuevo candidato de Ciudadanos, Edmundo Bal, no utiliza el verbo “echar” al menos por ahora. Como no tengo carne de profeta, ignoro lo que sucederá el 4 de mayo, si van a acertar las encuestas que auguran el triunfo de Isabel Ayuso o si, por el contrario, tendremos un gobierno de izquierdas.
Porque lo que es evidente es que si gana el PSOE sin mayoría suficiente pactará con Pablo Iglesias y con Iñigo Errejón versus Mónica García, y, habida cuenta de cómo se las gasta Iglesias, de ese pacto tiene más posibilidades que ningún otro de salir presidente. Sobre todo porque el bueno de Ángel Gabilondo cuando se ha atrevido a decir que no tiene intención de pactar con Pablo Iglesias, el ministro Ábalos le ha marcado el camino: será el PSOE quien decida la política de alianzas.
De manera que, como donde hay patrón no manda marinero, Gabilondo, que es un hombre cabal, progresista y moderado, tendrá que aprender de Pedro Sánchez capaz de decir un día que no dormiría tranquilo si tuviera que gobernar con Iglesias y al siguiente hacerleo vicepresidente de su Gobierno.
Lo que sí es imperdonable es el juego sucio con el que algunos candidatos se han metido en campaña. Acusar a Ayuso de ser poco menos que una delincuente, augurarle que terminará sentada en el banquillo de los acusados, pero sin decir por qué, esparcir lodos y maledicencias sobre la dirigente del PP, y calificarla de “loca” es, o carecer de argumentos, o simplemente querer enlodar la campaña. Y es que, en vez de debatir sobre qué van a hacer, que programa tienen para gobernar Madrid, dedican su tiempo, ya digo, a esparcir porquería sobre Ayuso a la que Pablo Iglesias dice querer meter en la cárcel.
Me pregunto de dónde les sale tanto odio para que Isabel Díaz Ayuso se haya convertido en la pieza a batir por las buenas o por las malas.
No seré yo quién defienda la gestión de Isabel Díaz Ayuso al frente de la Comunidad de Madrid, pero en mi opinión los madrileños no nos merecemos esta estrategia de la tensión en la campaña electoral para que Iglesias se cobre la cabeza de la presidenta madrileña.
Me parece inaceptable que el aterrizaje de Iglesias en Madrid pase por instalar la tensión y el enfrentamiento a cara de perro entre los ciudadanos.
Hace tiempo que los programas y las ideas han pasado a un segundo plano, puesto que los líderes van a lo suyo y, lo suyo, son ellos y el poder. Pero al menos que nos dejen en paz a los sufridos ciudadanos y no nos conviertan en espectadores involuntarios de sus peleas de gallos, porque bastante tenemos con afrontar el maldito covid que nos ha dejado un reguero de muertos, el paro, y la falta de futuro para nuestros hijos. Los líderes que apelan a las emociones y a los sentimientos más primarios de la gente son un auténtico peligro para la convivencia pacífica de la ciudadanía.
Ojo con eso.
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