Lo importante es darse cuenta de las cosas

Beatriz Torres
00:24 • 08 abr. 2021 / actualizado a las 07:00 • 08 abr. 2021

Hay días que no me basto conmigo misma y rememoro los versos de Idea Vilariño: “Uno siempre está solo/ pero/ a veces/ está más solo”. Los escuché por la noche en El séptimo vicio de Radio3, en la voz de una cineasta uruguaya que los recitó desde Montevideo, y me hizo mucha ilusión porque yo había querido citar ese mismo poema en mi artículo anterior, pero no se daba la ocasión y ahora lo hago.


A la mañana siguiente me fui a comprar y, justo después de aparcar en la travesía que cruza el pueblo, me encontré con Antonia, una prima segunda mía. Siempre nos saludamos con alegría y no sé cómo le conté que había llegado a una conclusión: todo hombre debe de pedirle perdón a la mujer que lo aguante.


Estaba totalmente de acuerdo y me preguntó si había visto lo de la hija de Rocío Jurado, le dije que no, que había leído algo al respecto, pero que me hacía revivir lo que me decía mi madre y que a mí me sonaba a ciencia ficción: nena, me decía, un hombre bueno es malo, imagínate cómo será el malo.



Yo entonces no le hacía ni caso, me entraba por un oído y me salía por otro, no comprendía por qué mi madre me decía esas cosas cuando me veía tan enamorada criando a mis hijos. (¿Quería ya desengañarme o me estaba advirtiendo del futuro desengaño?). Antonia seguía impresionada por lo que había visto en televisión y eso me hizo comentarle otra frase que había leído en un azucarillo: los hombres tienen miedo de que las mujeres se rían de ellos, las mujeres tienen miedo de que los hombres las maten. Menuda diferencia, dijimos las dos, y nos despedimos dándonos las gracias por el placer de haber pasado un ratito juntas.


Luego entré en la papelería y saludé a Pedro, que nada más verme me recomendó una novela estupenda: El último verano en Roma. De momento no puedo, le dije, no quiero abandonar otra vez a Joyce, pero la leeré enseguida. Después fui a la frutería y llegó el chico de los quesos sonriéndome con sus ojos, a través de la mascarilla. Qué dulce lo sentí.



Lo importante es darse cuenta de las cosas, pensé. Buenas y malas. Feas y bonitas. Verdaderas y falsas.




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