Desde hace un año nuestro mundo se ha visto afectado por una terrible pandemia. Millones de personas han muerto. Miles siguen muriendo cada día. La incertidumbre y el miedo se han instalado entre todos los habitantes de nuestro planeta. Los primeros meses fueron los peores. No estábamos preparados para luchar contra una pandemia tan virulenta, contra un enemigo invisible.
La primera línea de batalla se desarrollaba en los hospitales. Nuestros sanitarios y todo el personal de los hospitales han luchado como guerreros medievales contra un virus invisible y letal.
Luchaban en inferioridad de condiciones: sin apenas materiales de protección, casi sin instrumentos sanitarios… Luchaban y luchaban. Mientras, los ciudadanos de a pie solo podíamos aplaudirles. Y ellos seguían luchando. Y muchos cayeron por el camino y murieron. Pero siguieron peleando, atendiéndonos, buscando soluciones, intentando atacar al enemigo. Los hospitales españoles se han convertido en fortalezas contra el Covid-19.
¿Y los Centros de Salud? Bueno, eso es otra historia. Los Centros de Salud se blindaron. Su personal se encerró en ellos. Bajaron la puerta del castillo y llenaron el foso de agua. Y así siguen.
Este escrito tiene por finalidad denunciar la actitud del personal que trabaja en los Centros de Salud de Almería. Si ustedes necesitan ir a su médico han de llamar por teléfono. Cuando les cogen el teléfono les dicen que sus médicos ya les llamarán. Cuando les llaman les dicen que no pueden ir al Centro de Salud y que les van a reconocer “vía teléfono”: es decir, les piden que les cuenten qué les sucede y ya está. Les recetan algo y adiós muy buenas.
Si usted vive en El Alquián, por ejemplo y consigue que le manden un electro, resultará que en este Centro de Salud no hay pegatinas y tendrá que ir al Centro de Salud de La Cañada, donde le dirán que por qué no le han hecho el electro en su Centro de Salud.
Y si va usted al pediatra con una niña con problemas alérgicos, porque le han llamado de su colegio ya que tiene el ojo muy inflamado, resulta que ese día no está el pediatra y tiene que marcharse desde El Alquián hasta La Cañada. Pero antes de ir tiene que esperar a que le llamen por teléfono. Como son ya las 13,00 h y no le han llamado, coge usted su coche y su niña y se va a La Cañada. Allí explica todo el proceso al guardia de seguridad, que después le pasará al mostrador de información, previa toma de temperatura a usted y a su niña, donde volverá a explicar todo el proceso. Y siguen sin llamarle.
Entonces les pasan a una sala a ustedes dos solos. Una vez allí les llama por teléfono la pediatra, que no puede salir de su despacho. Ante su insistencia la pediatra bajará para ver el ojo de la niña, que se lleva un gran susto cuando la ve aparecer con todo tipo de protecciones, igual que si estuviera en Marte. Por último, para reconocerle el ojo a la niña le pide, por favor, que usted mismo le abra el ojo con sus manos, porque ella no puede acercarse. En fin, todo un despropósito.
Los profesionales sanitarios que trabajan en grandes hospitales como el de Torrecárdenas llevan toda la pandemia atendiendo a todos su pacientes con más o menos protección según sus provisiones de materiales, en primera línea de batalla; pero los profesionales de los Centros de Salud llevan un año encerrados, atendiendo por teléfono. ¿Acaso no están ya vacunados? ¿Acaso hay más peligro en los Centros de Salud que en los grandes hospitales? ¿Acaso el personal de los centros de salud es más vulnerable? Parece mentira, pero esto está sucediendo en los Centros de Salud de Almería. ¿Se dan por enterados los responsables sanitarios de nuestra provincia? ¿Alguien va a hacer algo? ¿Dónde están nuestros políticos?
Mientras, miles de personas trabajan cada día frente a sus clientes con una mascarilla por toda armadura y, la inmensa mayoría de ellos y ellas, sin vacunar. No tiene sentido que los Centros de Salud actúen de esta manera. Si en los Hospitales se sigue atendiendo a todas las personas que solicitan atención médica, ¿por qué los Centros de Salud no pueden hacer lo mismo? Al principio de la pandemia se podía entender que reaccionaran así. Hoy día ya no se entiende esta actitud, porque las circunstancias han cambiado. Pero además, si los Centros de Salud respondieran como deben a las necesidades de sus pacientes, los Hospitales no tendrían colapsadas las urgencias. En fin, un despropósito total. Esperemos que alguien tome nota de esto, aunque lo más seguro será que “todo seguirá igual”, como en la canción.
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