Antes del entrar en la jungla de la geografía social y urbana del narcotráfico en la provincia le invito a detenerse en los primeros árboles con la seguridad de que, su contemplación, no solo no le impedirá ver el bosque, sino que le incitará a entrar en él. Vayamos con las ramas que han brotado en los últimos días
Domingo 2 de mayo
Operación de la Guardia Civil. Detenida en Roquetas una persona que utilizaba una vivienda alquilada para cultivar marihuana.
Lunes 3 de mayo
Operación de la Guardia Civil. Intervenidas cerca de cinco toneladas de hachís a una organización delictiva sólidamente establecida en España, Marruecos e Italia. la operación fue destapada y coordinada desde Almería.
Martes 4 de mayo
Operación de la Policía Nacional. Desmantelada una nueva plantación indoor de marihuana en Almería con 308 plantas.
Jueves 6 de mayo
Operación de la Policía Nacional y la Agencia Tributaria. Detenidas seis personas en una operación conjunta contra el tráfico de drogas.
Jueves 6 de mayo
Operación de la Policía Nacional. Incautado 40 kg de marihuana y 20 de polen de hachís en El Ejido.
Domingo 9 de mayo
Operación de la Policía Nacional. Detenidas en Almería cuatro personas en un nuevo golpe contra el cultivo de marihuana en el interior de una vivienda. Incautadas 300 plantas.
Lunes 10 de mayo
Operación de la Guardia Civil y la Policía Nacional. Detenidas doce personas integrantes de una organización criminal a la que se les imputa un supuesto delito de tráfico de drogas y pertenencia a organización criminal. Incautadas 3 toneladas de hachís.
La secuencia de actuaciones de las fuerzas de seguridad contra el cultivo y el tráfico de droga en los primeros diez días del mes de mayo- que es lo que usted acaba de leer- revelan las dos caras de la moneda de una realidad delictiva inquietante: Almería se ha convertido en un territorio clave en la estrategia de producción, comercialización y entrada y salida del narcotráfico y, girando la misma moneda, en su reverso encontramos el excelente trabajo que Policía y Guardia Civil desarrollan en un territorio endiablado, no solo por la pericia y peligrosidad de los que conforman directamente estas tramas delictivas, sino por los que, a la vez, se benefician indirectamente de su entramado- la piovra (el pulpo) en lenguaje napolitano-, apoyándolos desde una complicidad activa.
Para aquellos que todavía albergan dudas sobre la dimensión de esta inquietante realidad, seguro que se las va a despejar la entrada en la contundente espesura de los datos correspondientes al pasado año.
Durante 2020 la Policía y la Guardia Civil decomisaron más de 114.000 plantas de marihuana y fueron detenidas 384 personas en Almería. El balance de criminalidad del ministerio del Interior especifica que el año pasado los delitos de tráfico de droga en la provincia crecieron un 20 por ciento respecto a 2019, registrándose 541 delitos.
Por municipios, en la capital y por la Policía Nacional se llevaron a cabo 225 detenciones por cultivo,135 registros y, en el mapa de las incautaciones, los barrios donde más se realizaron fueron Pescadería, Los Almendros, Puche y Quemadero. Barrios en los que suministro eléctrico-imprescindible para hacer más productivo y rentable el cultivo-, no solo se disparó, sino en los que las fuerzas de seguridad detectaron centenares de enganches ilegales a la red, muchos de ellos vinculados con el cultivo intensivo de marihuana en viviendas, locales o garajes.
En cuanto a otros municipios de la provincia, las actuaciones llevadas a cabo, en este caso por la Guardia Civil, se acercaron al centenar, repartidas en los siguientes pueblos: Roquetas (38), El Ejido (4), Vícar (4), Gérgal (4), Berja (3), Gádor (2), Adra (2), La Mojonera (2), Níjar (2), Huércal de Almería (1), Purchena (1), Albox (1), Oria (1), Almerimar (1), Benahadux (2), Fondón (1), Matagorda (1), Sorbas (1) y Tabernas (1).
Los datos anteriores demuestran- y así lo avalan los informes oficiales y la interpretación que de ellos hizo Javier Pajaron, excelente redactor de sucesos de éste periódico, en su reportaje “El sorpasso de la droga en Almería”, que, lo que comenzó siendo un cultivo casi romántico, se ha acabado convirtiendo en una industria.
De las tradicionales plantaciones caseras en balcones se ha pasado a una auténtica industria en la que, no solo ha crecido exponencialmente la producción, sino que se ha profesionalizado. Esta modernización en los sistemas de cultivo ha supuesto la entrada en el negocio de los clanes tradicionales del hachís y la cocaína. Ahora se cultiva en narcobloques, en invernaderos o en viviendas habitadas y okupadas. La modernización del sistema de cultivo ha alcanzado tal nivel que los cultivos anuales (con plantas masculinas y femeninas) han sido sustituidos por cultivos trimestrales o cuatrimestrales solo con plantas femeninas y a través de semillas modificadas, lo que ha multiplicado la producción al poder hacerlo durante casi todo el año.
El hachís, sostiene Javier Pajarón, continúa siendo la principal droga por volumen de aprehensiones, pero, desde 2018, ya hay más detenidos por marihuana que por resina de cannabis, lo que implica que el número de quienes se dedican a su cultivo y tráfico- las ventosas del pulpo- es mucho mayor.
Almería tiene un problema con el narcotráfico, aunque no es una isla en el entramado del cultivo de marihuana; Granada y Málaga configuran las otras “patas” de la piovra mediterránea. Un tridente que ha crecido en los últimos tiempos al haber trasladado las mafias del Campo de Gibraltar su campo de operaciones a estas costas ante la presión policial llevada a cabo en los entornos del Peñón. Las patas del pulpo van creciendo en estas provincias y sus ventosas recorren ya casas en cualquier ciudad y en cualquier barrio. Una expansión peligrosísima a la que, si policial, judicial y socialmente no se pone coto y cuanto antes, acabará convirtiéndose en un problema de dimensiones extraordinarias.
Lo que comenzó siendo una bucólica extravagancia romántica, un (casi) camino de divertimento, puede acabar convertido en un camino de perdición. Ya hay indicios más que sobrados de la vertebración a través de familias, barrios y calles de esta industria delictiva. Ya han sido varias las victimas mortales y los heridos por el robo de producto o por la hegemonía de una “famiglia” en un barrio.
Las más de treinta armas de fuego incautadas por la policía nacional en los registros llevados a cabo en la capital es un dato estremecedor. Quizá el más estremecedor de todos los que hemos visto. Y es que, quien tiene un arma, tiene también la tentación de usarla. Almería no es Brooklyn ni Harlem, pero haríamos bien en no tolerar un fuego que puede acabar quemando el futuro.
PD. Cuando acabo de escribir esta carta- ayer, sábado, a las 12,30 horas-, la web de lavozdealmeria.com informa de las dos últimas operaciones hechas públicas por las fuerzas de seguridad. Primera: Una lancha dedicada al narcotráfico y cargada de droga explota en el mar de Alborán cuando intentaba huir de los agentes. Dos detenidos. Segunda: narcos estrellan un camión cargado de hachís contra un edificio en Roquetas. El hachís había sido desembarcado en las playas de Aguadulce y Roquetas. Incautados cuatro mil kilos y detenidos ocho narcos. La piovra ha perdido dos patas. Pero el pulpo sigue vivo.
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