¿Quién piensa en el dolor de los más débiles, los desprotegidos?

Estamos en crisis, ahora no parece el momento de pensar en los demás. La Covid-19 ha cambiado radicalmente nuestras vidas y las economías de todo el mundo lo reflejan. Si antes de la pandemia, pensar en los más débiles era una proeza, cuanto más ahora. 

Por otro lado, como dicen los mejores pensadores, olvidarnos de ellos, del dolor silencioso de los más necesitados, es olvidarnos de lo más importante. Como decía la Madre Teresa de Calcuta, de los más pobres de los pobres. Y no debemos hacerlo solo porque sea lo correcto, sino porque es el mejor antídoto contra la naturaleza corrupta que solo desea poder y más poder. 

Películas como “La Lista de Schindler” (1993), “Hotel Rwanda” (2004), “La vida es bella” (1997), “Bailando con lobos” o la hermosa y dura “Vete y vive” (2005), nos recuerdan que la naturaleza humana es capaz de las maldades más atroces. 

La segunda guerra mundial, con los campos de concentración de Auswitch y Dachau, donde murieron millones de personas, y las bombas de Hiroshima y Nagasaki, marcaron un momento único en nuestra historia. Grandes pensadores como Heidegger o Nietzsche se han preguntado por todo esto. ¿Cuál es el sentido de la historia? ¿Estamos condenados, generación tras generación, a un eterno retorno de venganza y violencia? Ellos mismos dicen que la única alternativa a todo esto pasa por el perdón. 

Y que una vez perdonados, recuperemos la idea griega de Comunidad, donde poder debatir y discutir sobre la verdad (lo que los filósofos llaman “hermenéutica”). Eso sí, siempre midiendo nuestras decisiones según el daño y el dolor que podemos provocar en los más débiles. 

En esta línea de tener siempre en cuenta el dolor del otro, destacan películas como “La Milla Verde” (1999), “Cadena de favores” (2000), “Ben-Hur” (1959), “La misión” (1986) o “El color púrpura” (1985). 

Ahora más que nunca, como ocurrió tras la segunda guerra mundial, es momento de pararse y reflexionar sobre nuestra acción en el mundo. Una última recomendación: se ha reestrenado en los cines la ganadora de 11 oscars, “El Señor de los Anillos: el retorno del Rey”. Otro hermoso ejemplo de la grandeza de lo sencillo y aparentemente débil. No se la pierdan.