Vencer el miedo escénico

Fermín Bocos
00:02 • 07 jun. 2021 / actualizado a las 07:00 • 08 jun. 2021

Se sabe por las encuestas que en el conjunto de España el porcentaje de ciudadanos contrarios a la concesión de indultos a los políticos catalanes que cumplen condena por delitos de sedición y malversación es mayoritario. Supera con creces el 60%. Aún así, el Presidente del Gobierno, principal impulsor de la medida, está decidido a llevarla a término. Pedro Sánchez, que con esta operación busca amarrar el apoyo de los separatistas a su principal objetivo: continuar en La Moncloa, ni tiene en cuenta los pronunciamientos desfavorables del Tribunal Supremo y de la Fiscalía ni el hecho de estar sometiendo a un estrés sin precedentes a algunas de las instituciones fundamentales del Estado. Ha enviado a los ministros a predicar las bondades de los indultos con argumentos peregrinos. 



José Luis Ábalos, comparando a Junqueras con Nelson Mandela y haciendo responsable de proceso que acabó en sedición ¡a la indolencia de Mariano Rajoy! resulta patético. Como patético, por no decir humillante, resulta el desdén con el que hablan de los indultos algunos de los políticos que se van a beneficiar de ellos. Un desdén al que añaden la corrosiva coletilla de que lo volverán a intentar colocando a Sánchez ante el espejo de su indigno proceder en este asunto.



En este cuadro general de vísperas sólo hay un factor que La Moncloa no controla aunque intenta desacreditar a través de sus terminales en los medios y su control mayoritario en el caso de los canales de televisión. Me refiero a la oposición -PP, Ciudadanos y Vox- partidos que tienen anunciada su participación el próximo domingo día 13, en Madrid en una manifestación de repudio a la concesión de los indultos .



Esta manifestación, encabezada por el filósofo Fernando Savater,en función del grado de respuesta que obtenga, si es multitudinaria, podría ser el único argumento que podría hacer reflexionar a Pedro Sánchez acerca de la deriva en la que ha embarcado al Gobierno de España. Si Pablo Casado vence el miedo escénico, el temor a la campaña mediática basada en la reedición del argumentario de la “foto de Colón”, habrá enviado una señal inequívoca de liderazgo político.








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