Como a la mayoría, este jueves por la noche, pasadas las nueve, se me heló el corazón. Era el momento en el que los medios informaban del asesinato de una joven sevillana a manos de su expareja y sobre el hallazgo del cadáver de Olivia, de seis años. La pequeña apareció en una bolsa. En el mar. Se confirmaban así todas las sospechas. La terrible noticia ha sacudido al país y ha conmovido a la sociedad, pero hay una persona que no se recuperará jamás, su madre. No puedo imaginar ni expresar el dolor que debe sufrir Beatriz, quien diera la vida a esta niña cuya muerte también le mata a ella. Su propia hija ha sido utilizada como instrumento de tortura para infligirle un dolor inimaginable y extremo que le durará toda la vida.
Si se terminan confirmando todos los hechos, el padre habría cumplido su palabra cuando antes de llevarse a sus dos hijas llamó por teléfono a la madre y le amenazó con que nunca volvería a verlas. Ya vivimos la misma experiencia con los menores Ruth y José Bretón, de Córdoba. Es la violencia vicaria, la variedad más perversa y monstruosa de la violencia machista en la que el padre usa a los hijos e hijas como instrumento para hacer daño, porque sabe que el dolor que va a causar a la madre es mucho mayor que si le dañara a ella directamente y, además, le hará sentir culpable al creer que, quizá, podría haber evitado la muerte de sus hijos.
La experiencia nos está diciendo que hay amenazas que se cumplen y, cuando esto ocurre, ya es tarde para reconducir la situación. En este caso, es del todo evidente. La violencia machista se ejerce, se reinventa y se extiende y eso es algo de lo que la sociedad, en su conjunto, debe ser consciente. Y no hay excusa posible. No caben medias tintas.
Los socialistas siempre nos hemos puesto de frente en la lucha contra esta lacra social. Ahí donde hemos gobernado, hemos impulsado leyes, las más importantes de este país y de nuestra Comunidad Autónoma y, en Andalucía, desde la oposición, seguimos en la brecha. Ahora, precisamente, más que nunca, porque el avance de la ultra derecha y de sus pensamientos retrógrados y misóginos son una realidad que están blanqueando PP y Ciudadanos, que gobiernan y pactan con quienes niegan la existencia de la violencia machista.
Los socialistas vamos a seguir diciendo alto y claro que con la violencia machista no hay matices ni nadie se puede poner de perfil. Hay que luchar contra esta horrible lacra desde todos los rincones posibles, por pequeños que sean, porque hace ya mucho tiempo que descubrimos que los monstruos, por desgracia para esta sociedad, existen.
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