Garzón y las dos españas

Garzón y las dos españas

Fermín Bocos
01:00 • 19 ene. 2012
Ni es el primer juez que se sienta en el banquillo ni será el último, pero con Garzón en el banquillo hemos vuelto a las dos Españas. El problema no es el juicio contra un juez, el problema es el agua que desplaza este caso; el limo de odio político que procede de uno y otro bando. A Garzón se le juzga para sustanciar si vulneró o no el derecho de defensa y la confidencialidad de las conversaciones entre los abogados y sus defendidos, derechos protegidos por la ley y amparados por la Constitución. Al juez, provisionalmente despojado de su toga, le juzga una Sala del Tribunal Supremo y a ella corresponderá la sentencia. Puede ser condenado e inhabilitado para seguir como juez o puede ser absuelto, pero a este registro parece que nadie va esperar. El caso está instalado en el solar de la política y unos y otros ya tienen sentencia. Para la izquierda que no se dio por enterada de la caída del Muro ni de la existencia del Gulag, a Garzón se lo quieren quitar de en medio quienes ni han condenado el franquismo ni tienen interés en que se investiguen los crímenes cometidos durante la dictadura. La derecha que no quiere oír hablar del “caso Gürtel” -la trama de corrupción que está detrás de este asunto- quiere que empapelen al mismo Garzón al que hace unos años jaleaban cuando decidió recuperar la memoria e intentó meter en la cárcel a Felipe González por el caso de los GAL. En la farsa y drama cainita que resume buena parte de esta historia todos están en su papel. Todos, menos Carme Chacón. Es sorprendente que quien aspira a ser secretaria general del PSOE, partido que ha gobernado España veinte de los últimos treinta años, pueda decir que el Tribunal Supremo juzga a Garzón para impedir que este juez investigue un caso de corrupción. Como ella recordará por el “caso Rubianes”, en el solar de las dos Españas, a según qué tipo palabras no se las lleva el viento. Tiempo al tiempo.






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