Victoria Lafora
07:00 • 20 jun. 2021
Serigne Mbayé, de origen senegalés, diputado de Podemos en la Asamblea de Madrid, se convirtió en el chivo expiatorio del duelo encubierto por sonrisas y trajes de seda entre Rocío Monasterio e Isabel Díaz Ayuso.
En la última jornada de la investidura de la candidata del Partido Popular, la intervención de la portavoz de Vox, socio preferente y apoyo imprescindible, incendió la sede de Vallecas con un mitin racista y xenófobo, para marcar territorio, recordando que han apoyado sin rechistar y sin pedir nada a cambio pero... que tiempo queda para negociar, una a una, sus propuestas retrógradas.
Vestidas con sus mejores galas e intercambiando gestos de cordialidad y sonrisas (sobre todo Monasterio con el comandante en la sombra Miguel Ángel Rodríguez) dejaron ver, ante el estupor de la izquierda, como la pelea por el electorado de derechas va a marcar los dos años que quedan de legislatura.
¿Se atreverá Diaz Ayuso a cerrar Telemadrid como pide Vox y a derogar todas las leyes de protección a los colectivos LGTBI? ¿Va a emprender una cruzada contra la llegada de inmigrantes irregulares y en especial contra los menores no acompañados como exige el partido de extrema derecha? ¿De verdad los madrileños, a los que Ayuso definió como amantes del “vive y deja vivir”, se sienten amenazados por estos temas?
La presidenta fue lo suficientemente hábil como para soslayar en el áspero debate (el pésimo ejemplo de los plenos del Congreso, donde ya solo les falta el mentarse a las madres, esta creando escuela) las reclamaciones de mayor inversión pública en Sanidad y Educación.
Se empeñó, sobre todo, en su propuesta de apoyo a la maternidad, birlando a Vox uno de sus lemas más queridos: el derecho a la vida. Las ayudas a las futuras madres menores de treinta años implican cumplir tantos requisitos que, al final, sólo llegarán a una exigua minoría. Pero, queda tan bien, en un año en que la pandemia, que no solo ha hecho crecer las muertes si no que ha dejado los nacimientos bajo cero...
Monasterio vio que le “robaban” su argumentario y montó el numerito racista; no vaya a escaparse ni un solo voto más de los suyos al PP. No retiró sus palabras ofensivas, pese a los intentos de la presidenta de la Asamblea. Y, al final, la que acabó expulsada fue la portavoz de Podemos por defender al compañero. Muy edificante.
La nueva dirigente socialista, Hana Jalloul, que ha sustituido al defenestrado Ángel Gabilondo, en un claro gesto con quien la ha colocado donde está, dedicó su intervención a defender al Presidente Sánchez; siguiéndole el juego a una encantada Díaz Ayuso que ha hecho de su enfrentamiento con Moncloa el eje de su proyección nacional y provocando los nervios de Génova 13.
Así, mientras los socialistas madrileños esperan a que Pedro Sánchez les designe un nuevo líder, fiel por supuesto, y Podemos se lame las heridas de su declive, Monica García, portavoz de Más Madrid, recordó que es la “jefa” de la oposición y, como tal, va a tener “su boca mustia” muy cerca de la renovada presidenta madrileña.
De momento los tiempos los marcan Monasterio y Ayuso.
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