La pregunta correcta es: ¿Sale reforzado o debilitado el Estado español tras los indultos a los condenados por sedición?
Vista la apoteosis independentista cuando su liberación y las proclamas de que “lo volveremos a hacer” parece que las instituciones del país han sufrido una derrota total, y humillante, además.
No entro en el tema del arrepentimiento, que no lo hay, ni en la promesa de reincidir en el delito indultado, ya que el haber anunciado la próxima comisión de un delito no tiene reproche penal. Pero, al margen de ello, ya me dirán si estas son o no las mejores credenciales para un condenado, ya sea por estafa inmobiliaria o por una violación, tanto da.
El indulto ha sido, pues, un acto de propaganda de las tesis de los delincuentes (en el sentido penal del término) y las eleva a una categoría de acto político rentable, y a aquellos otros autores que no fueron condenados (caso Carles Puigdemont), en personas prácticamente intocables.
Ése es el balance inmediato de la decisión gubernamental, que da alas a las peticiones públicas de los independentistas de amnistía y estatuto de autodeterminación que lleve a la República Catalana, objetivo confeso de los separatistas.
Ya ven que no entro aquí en la legalidad de la decisión gubernamental ni en las razones que la motivaron, sino en que ahora la “cuestión catalana” no parece encauzada en el camino de la concordia y el diálogo, como pregona Pedro Sánchez, sino en el reforzamiento de las tesis de una parte de la población que va en contra de los intereses del Estado y de los de la mayoría de los ciudadanos a quienes éste representa.
Consulte el artículo online actualizado en nuestra página web:
https://www.lavozdealmeria.com/noticia/9/opinion/217460/lo-volveremos-a-hacer