José María Pérez Tudela
23:09 • 22 ene. 2012
Antes de dar principio a este artículo ruego a mis lectores se abstengan de darme instrucciones in pectore acerca de los temas que mi inspiración va a construir. Dicho con todo respeto "allá voy". El nuevo y recién estrenado Rajoy está jugando al escondite y el PSOE le apremia con justas razones; él pensó que éste asunto era llegar y besar el santo. Craso error y precisamente hace un par de semanas, concretamente el día de Reyes, escuché a la Vicepresidenta y portavoz del Gobierno Sra. Saenz de Santamaría, comunicar con voz vacilante la catastrófica situación que viven España y Europa. Este hombre ha estado evadiendo cuestiones de sumo interés, mientras lucía su presencia y tiraba balones fuera -expresión futbolística que no me gusta nada, pero conlleva grandes beneficios expresivos- eso sí, para enriquecer a los prevaricadores. La Banca y sus "banqueros de contratos blindados" que, en lugar de ir a la cárcel por arruinar a sus empresas se retiran con la bolsa bien repleta, son Los Cuatro Jinetes del Apocalipsis danzando a los acordes de músicas macabras. Considero de mínima importancia a Arenas y podría quedar en el olvido. El -no sabe no contesta- pero, dando palos de ciego, ha tomado posesión de Almería, tierra caliente y hermosa, pero no debe olvidar que los hombres de ayer no son los de hoy. Pienso que el encanto de los señoritos se pierde en los perfiles de un viento huracanado, que golpea mi balcón sin flores.
El día en que esto escribo, 14 de enero, 9 de la mañana, me traen la Prensa; de inmediato miro la Voz de Almería de la que soy colaborador y, en caracteres grandes y precisos leo textualmente: EL ESTADO PAGARÁ 2OO.OOO EUROS POR LA DECISIÓN DEL OBISPADO. El cura periodista o periodista cura calla como un mujo. El obispo es reincidente y debe enmendar sus torpezas; la profesora de religión me hizo recordar lo siguiente: en un paso de la semana Santa, un niño observó que un malvado le pegaba de forma furibunda a Jesús y, sin pensarlo, tiró una piedra y la horrible cabeza del maldito cayó destrozada. Alguien le preguntó porqué había cometido ese acto. El niño contestó: "Porque si, porque le pegaban sin haber ningún motivo" Ese es el caso de Resurrección Galera a la que Dios bendiga. Fui el primero -en algo tenía que serlo, modestia aparte- que escribió en este periódico amigo sobre el caso tremebundo de la maestra profesional cuyo delito fue Amar. El obispo, de apellido González, persiste por cabezonería en salirse con la suya, sin un ápice de consideración cristiana hacia una señora profesionalmente intachable pero que, en su vida privada, no se ajusta a las normas de sus empleadores. Con sumo gusto voy a decirte que el mejor camino y más certero para alcanzar la Gloria del Sumo Hacedor es el AMOR. Con el sufrimiento de Resurrección Galera, cuando llegue el momento, no va a necesitar pasaporte para cruzar los umbrales del Cielo. ¡Quiero vivir! A Dios voy y a Dios no se va muriendo, se va al Oriente subiendo por la breve noche de hoy. De luz y de sombras soy y quiero darme a los dos. ¡Quiero dejar de mí en pos robusta y santa semilla de esto que tengo de arcilla, de esto que tengo de Dios! Una curiosidad al margen de lo escrito. Andan con pasos torpes dos o tres criaturas, según me dijeron que, al enterarse de que era socialista -nunca lo negué- han sufrido mucho, más si yo fuera bueno les diría: ¨Nunca me pesará haber callado y sí haber hablado. Siento la desilusión sufrida por algunas personas de tipo virtual; yo era consciente del resultado. En el silencio de la tarde, con un beso maternal de mí cónyuge voy a terminar con algo hermoso y prometedor. Cicerón dijo: "De la discusión sale la luz de la verdad" Debió añadir que ésta debe ser civilizada.
El día en que esto escribo, 14 de enero, 9 de la mañana, me traen la Prensa; de inmediato miro la Voz de Almería de la que soy colaborador y, en caracteres grandes y precisos leo textualmente: EL ESTADO PAGARÁ 2OO.OOO EUROS POR LA DECISIÓN DEL OBISPADO. El cura periodista o periodista cura calla como un mujo. El obispo es reincidente y debe enmendar sus torpezas; la profesora de religión me hizo recordar lo siguiente: en un paso de la semana Santa, un niño observó que un malvado le pegaba de forma furibunda a Jesús y, sin pensarlo, tiró una piedra y la horrible cabeza del maldito cayó destrozada. Alguien le preguntó porqué había cometido ese acto. El niño contestó: "Porque si, porque le pegaban sin haber ningún motivo" Ese es el caso de Resurrección Galera a la que Dios bendiga. Fui el primero -en algo tenía que serlo, modestia aparte- que escribió en este periódico amigo sobre el caso tremebundo de la maestra profesional cuyo delito fue Amar. El obispo, de apellido González, persiste por cabezonería en salirse con la suya, sin un ápice de consideración cristiana hacia una señora profesionalmente intachable pero que, en su vida privada, no se ajusta a las normas de sus empleadores. Con sumo gusto voy a decirte que el mejor camino y más certero para alcanzar la Gloria del Sumo Hacedor es el AMOR. Con el sufrimiento de Resurrección Galera, cuando llegue el momento, no va a necesitar pasaporte para cruzar los umbrales del Cielo. ¡Quiero vivir! A Dios voy y a Dios no se va muriendo, se va al Oriente subiendo por la breve noche de hoy. De luz y de sombras soy y quiero darme a los dos. ¡Quiero dejar de mí en pos robusta y santa semilla de esto que tengo de arcilla, de esto que tengo de Dios! Una curiosidad al margen de lo escrito. Andan con pasos torpes dos o tres criaturas, según me dijeron que, al enterarse de que era socialista -nunca lo negué- han sufrido mucho, más si yo fuera bueno les diría: ¨Nunca me pesará haber callado y sí haber hablado. Siento la desilusión sufrida por algunas personas de tipo virtual; yo era consciente del resultado. En el silencio de la tarde, con un beso maternal de mí cónyuge voy a terminar con algo hermoso y prometedor. Cicerón dijo: "De la discusión sale la luz de la verdad" Debió añadir que ésta debe ser civilizada.
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