En un artículo de LA VOZ leemos acerca de la “falta de consenso” ante la aprobación en un pleno del Ayuntamiento del Almería del nuevo Plan de Acción Contra el Ruido. Un asunto que había quedado “sobre la mesa pendiente de aprobación hace mas de un año” y que “ahora se aprueba con el voto favorable del Grupo Popular, Vox y el concejal no adscrito y con el voto en contra del Grupo Socialista, Podemos y la abstención de Ciudadanos”.
Cuestiones como infraestructuras (ferrocarril, carreteras, autovías), planes generales de ordenación urbana, planes de acción contra el ruido, trasvases, normas de tráfico que limitan la velocidad, etc., no deberían solamente depender de quién esté en el gobierno sino también de la oposición: todos se han de implicar en busca del bien común para la ciudad y por ende de sus vecinos. Por eso es importante que todos vayan a una y no cada uno a la suya: solo con políticas de consenso se llegará a lograr sacar adelante aquello que se desea.
Con la aprobación sin unanimidad de este Plan de Acción Contra el Ruido, se pone de manifiesto, una vez más, la falta de voluntad política para lograr un consenso sobre un tema tan demandado por los vecinos, en este caso los ruidos en la ciudad, muchos y variados: de día y de noche, provocados por motos, camiones de basura, botellones y música desde los automóviles a todo trapo, sin olvidar las máquinas de limpieza a las seis de la madrugada o los trasnochadores que van hablando a gritos por la calle durante la noche, sin importar que sean horas de descanso.
Al parecer, para la aprobación de este plan de ruidos no se había contado con la Mesa del Ruido y han faltado campañas de concienciación ciudadana. Recuerdo que hace años si se quería que algo no saliera adelante se decía: “crea una comisión para debatir el tema”. Hoy veo que esto, como tantas otras cosas, ha quedado obsoleto y en sustitución de una comisión se crea una mesa: la Mesa del Ferrocarril, la Mesa del Ruido y venga usted a saber cuántas mesas más existen. Yo lo ignoro.
Me pregunto: ¿para qué sirven tantas mesas?, ¿alguien les hace caso?, ¿quedan estas en una mera cuestión testimonial? Quizás les falta el apoyo, o no, de la ciudadanía, que por otro lado no sé si preocupan en buscar.
En un paseo por el campo, por la sierra o por pueblos donde la población es escasa, nos llama la atención la carencia de ruidos. Algo a lo que no estamos acostumbrados en nuestro vivir diario, donde nos encontramos ahogados por decibelios a los que nos hemos habituado tanto que lo vemos normal, sin darle importancia a su intensidad.
La Administración Municipal tiene que ser consciente de que no solo basta con sacar normas, planes, controles de velocidad, de ruidos, etc., si no se toman posteriormente las medidas oportunas para que estas normas se cumplan.
De qué sirve limitar la velocidad en nuestras calles si podemos ver a diario cómo en la Avenida Federico García Lorca los coches circulan como si estuvieran en el circuito del Jarama, sin un mínimo control que obligue a no sobrepasar la velocidad permitida.
Con el Plan de Acción Contra el Ruido aprobado, es de esperar que se tomen las medidas para hacer que se cumpla lo que en él se establezca, poniendo coto a ruidos excesivos durante el día y la noche. Y a su vez que estas medidas sirvan para mentalizar al ciudadano de que hay que cumplir las normas que se dictan. Solamente con la participación de todos, administración y vecinos, volveremos a aprender algo que ya habíamos olvidado: escuchar el silencio.
Consulte el artículo online actualizado en nuestra página web:
https://www.lavozdealmeria.com/noticia/9/opinion/219656/escuchar-el-silencio