Que el lugar donde veranean los ministros, o muchos ministros, sea casi un secreto de Estado -trate usted de averiguarlo y verá- resulta una evidencia más de lo rara y opaca que es la política española, ajenos como están los representantes de los ciudadanos a cualquier contacto con ‘la calle’. Con Pedro Sánchez encerrado a cal y canto en Lanzarote (creo que pronto se mudará a Doñana) y Félix Bolaños, el todopoderoso, en paradero creo que desconocido, entramos en la semana que marca el ecuador de las vacaciones, esa semana agosteña en la que abundan las serpientes de verano porque nunca pasa nada. Aparentemente, claro, porque pasar cosas sí que pasan. Muchas.
Y es que los partidos andan afanados en definir sus estrategias de cara al otoño políticamente muy caliente que nos viene: ¿cómo potenciar la figura de Pablo Casado?¿Qué hará el PSOE en su congreso de octubre?¿Cómo evitar que Podemos se despeñe? Y ¿qué me dice usted de Ciudadanos? Mientras, en el Ejecutivo no faltan algunos ministros (y ministras) que se preguntan qué hacer, por dónde tirar para tener algo, un poco, de protagonismo y hacer que se note que ha habido una remodelación muy importante para, en teoría, relanzar la proyección gubernamental.
Hasta ahora, lo único que se ha hecho patente en los últimos días ha sido una preocupante descoordinación entre los titulares de varias carteras. “Gobierno de aficionados”, los llamó José Antonio Zarzalejos en un artículo que me parece que no ha escocido tanto en La Moncloa -que sí- como en las sedes de algunos ministerios, como el de la Seguridad Social, cuyo titular es asiduo de las meteduras de pata verbales.
Permítame un pequeño test: ¿sabe usted de qué cartera exactamente es ministra Ione Belarra? ¿Y de qué se ocupa, más allá de crear follones con la ley ‘trans’, la también ministra Irene Montero?¿Cuánto tiempo piensa usted que la vicepresidenta Yolanda Díaz tardará en romper con las dos anteriormente citadas para tratar de formar una plataforma creíble a la izquierda del PSOE? Y más: ¿sería usted capaz de citar de memoria los nombres y los cargos de las ministras recién incorporadas al Gobierno (han tenido poco tiempo para hacerse notar, eso también es verdad)? Por último: ¿se ha fijado usted en que en la agenda diaria de actividades del Ejecutivo hay algunos/as que nunca aparecen, más allá de dar una entrevista a tal o cual medio, porque, que se sepa, no hacen nada?
No haré más preguntas, Señoría. Pero me interrogo a mí mismo sobre la posibilidad de que algunos miembros del Gobierno no estén en realidad de vacaciones, sino ejerciendo sus (in)actividades normales. O, dándole la vuelta al asunto, a ver si va a ser que lo que ocurre es que determinados asistentes al Consejo de Ministros están siempre como de vacaciones. Es algo sobre lo que seguramente debería meditar el presidente, al que hay que reconocer que sí tiene el descanso merecido: hacer, lo que se dice hacer, hace, admitámoslo, muchas cosas. Cuestión diferente es si gustan o no, que para gustos están los colores.
Consulte el artículo online actualizado en nuestra página web:
https://www.lavozdealmeria.com/noticia/9/opinion/219893/el-veraneo-de-las-ministras-y-ministros