El recibo de la luz sigue por las nubes. Cada día se van superando los máximos del día anterior y el Gobierno se lava las manos. No se nos olvida lo fácil que veía la izquierda bajar el precio de la electricidad cuando gobernaban los otros. Recordemos la campaña infame que se le hizo a Mariano Rajoy cuando la luz subió un 8%. Ahora estamos hablando de precios tres veces superiores a los de hace apenas un año. A duras penas y después de mucha crítica, el Ejecutivo decidió bajar el IVA del 21% al 10%, pero ahí se quedó toda la actuación. Obvio que no ha sido suficiente y más si tenemos en cuenta que la bajada no afecta a comercios, restauración y tantos y tantos negocios que obviamente no pueden consumir electricidad teniendo en cuenta las horas del día. En todo caso da igual, porque las horas en las que el precio es menor suele ser difícil de compaginar con la vida cotidiana e imposible en el caso de los negocios.
La situación raya con el bochorno si encima nos quedamos con las declaraciones de unos y otros miembros del Gobierno. Por ejemplo, la ministra de Justicia que parece saber de todo y no hace más que meter la pata, ha llegado a preguntar al periodista que le entrevistaba si realmente los precios de la energía son desorbitados. En un alarde de cinismo incomprensible, cuando un día tras otro se van conociendo los precios del kw/hora. La realidad es que su discurso de “nadie va a quedar atrás” ya está tan gastado, manoseado y sobrepasado por la realidad que hoy millones de españoles han visto cómo su factura de la luz se triplicaba sin que el Gobierno que dijo que les iba a proteger haga absolutamente nada.
Y qué decir de las ideas de Podemos, la otra parte del Gobierno. La ocurrencia de crear una empresa pública ya hemos visto lo que consigue en los países que son su modelo. Apagones, precios igualmente altos y empobrecimiento general del país. También se recurre a la manida aseveración de que las eléctricas se forran, cuando es uno de los sectores más regulados y han sido los gobiernos, todos, los que a través del BOE les han ido marcando subvenciones y otros beneficios que nada tienen que ver con el consumo de luz de cada uno, pero que se llevan la parte mollar del recibo. Nadie parece querer decirle al ciudadano las verdades del barquero. Somos muy verdes y muy ecológicos, pero eso tiene un precio y hay que pagarlo, aunque sea por nuestro peso en oro.
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